Capitulo 41

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Me acerco a la ventana con los nervios de punta.
¿Qué tal si es algún ladrón?

-¡Dios Rachell! No pienses idioteces- susurro

Aparto un poco la pequeña cortina para ver mejor y observo a Angie salir del auto con un vestido de plástica (más arriba de la rodilla) y realmente tomada. Un chico baja del asiento del copiloto para poder evitar que se caiga.

¡Voy a matar a esta chica!
Aunque me cueste admitirlo, es mi prima... no la puedo dejar así.

Me aparto de la ventana y me pongo unas zapatillas. Bajo rápidamente y salgo de mi casa.

-¡Déjala!- grito acercandome.

El chico me mira de arriba abajo y sonríe de lado.

-¿Qué no me escuchaste?- pregunto con enojo falso.
-¿Ra-Rachell?- dice Angie entre risas.
-Hola Rachell- saluda el chico estrechándome la mano.
-Vamos Angie- digo jalándola del brazo e ignorando al chico.
-¡Déjame!- grita refunfuñando.

Me doy la vuelta y camino hacia la puerta jalando con más fuerza a Angie; parece una niñita caprichosa.

-¿No te han dicho que es de mala educación ignorar a alguien cuando te saluda?- dice el chico.
-Vamos, ni siquiera te conozco- digo y lanzo una risa.
-Bien- dice y noto que se acerca- Soy Sebastián.

Me vuelvo y lo miro; rubio, ojos color marrón, alto...

-Mucho gusto- sonrío falsamente- Disculpa, pero esta chica necesita un gran trago de café.
-Sí, bueno...- responde

Me vuelvo y cuando estoy a punto de entrar a casa Angie se cae.

-Levántate- digo frustrada.

La trato de ayudar para que se levante y el chico me ayuda.

-Vaya- dice- Sí que pesas.
-Bombón, te llamo más tarde- responde y entra a la casa mareada.

Ruedo los ojos y me dirijo a la entrada, pero siento que algo me toma del brazo.

-Lo siento- dice el chico y me suelta- ¿Nos podemos ver luego?

Escucho un estruendo dentro de la casa.

-Amm... sí, claro- respondo sin pensar y entro a la casa.

Busco a Angie con la mirada y la encuentro tirada en la cocina.

-Rachell- dice a carcajadas.
-Solo espero que no hayas despertado a nadie- susurro y la ayudo a levantarse.

Subimos las escaleras y es como si mi espalda estuviera a punto de quebrarse, Angie está totalmente apoyada a mí y riendo por nada.
La dirijo a mi recamara y la acuesto.

-Quédate aquí- le exijo.
-Claro primita- responde y me lanza un beso imaginario.

Suspiro y me dirijo rápidamente a la cocina.
De pronto me llega a la cabeza la imagen de ese chico, ¿Sebastián? Y recuerdo que me dijo que quería verme y yo acepte; ¿pero qué diablos pasaba por mi cabeza?

Pongo mi mente en blanco y subo a mi recamara con una gran taza de café en manos.

Comenzar de nuevo♡Where stories live. Discover now