―𝑮𝒐𝒐𝒅 𝑵𝒊𝒈𝒉𝒕, 𝒃𝒂𝒃𝒚.

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Amarás sus "buenas noches".
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El cielo despejado dejaba a relucir las diminutas estrellas pispileantes, las aves permanecían en descanso dentro de los árboles, acogiendo a sus pequeñas criaturas entre sus alas y el nido.

Lo único a percibir, eran los pequeños grillos y aquellos cantos que dejaban a relucir en esas horas de la noche. Paseabas por los pasillos de la casa para cerrar las cortinas debidamente, reiterarte de tener todo en orden mientras portabas con tu pijama ya puesta.

El joven de orbes verdes se encontraba en el dormitorio de ambos, preparando la cama para descansar como es debido. Escuchaba desde adentro tus pequeños pasos dirigirse hacia la habitación, quien por inercia, elevaba las comisuras de sus labios con sólo imaginarse tu rostro.

—¿Necesitas ayuda, cariño?—Preguntabas al traspasar el umbral.

—No te preocupes, preciosa. Ya he terminado con la cama, podemos dormir de una vez—Comentó el joven con gentileza.—Por cierto, que linda te vez con tu pijama de gatitos—.

Agregó en tono de burla y ternura, provocándote una sonrisa por lo inesperado que podía ser. Recibiste de manera gentil ese comentario, al devolverlo con un corto beso en su mejilla colorada.

—Nunca pierdes el encanto, incluso cuando usas pijama de ositos—.

—Oh vamos, era la única que quedaba en la tienda—Intervino con un reproche mientras inflaba sus mejillas.

Entre risas divertidas y un par de halagos más, se adentraron en la cama. El castaño encontrándose como siempre, rodéandote con sus brazos anchos, viéndote de frente con tan sólo unos centímetros de distancia.

Y tú, deleitándote de sus orbes verdes brillantes, junto con su respiración tan calmante y olor natural. Se sonreían de oreja a oreja, al tener un contacto visual tan cómodo y un silencio de esos que te gustaban.

—Eres tan hermosa—Musitó al hacer leves caricias en tu cintura—Si Dios me permitiera pasar toda una vida así contigo, no duraría en hacerlo—.

Sus labios hicieron un corto contacto con los tuyos. De esos que duraban tan poco, pero tan gentiles como para sentir esa suavidad que generaba.

—Pero, Eren—Comentaste confundida—Podrías aburrirte, ¿sabes? No sería una buena decisión—.

—No habría mejor decisión que esa, cariño. Ya es suerte verte y deleitarme de ti, ahora imagínate tenerte en mis brazos para toda la vida—Reía con nerviosismo al sentir calor en su rostro.

Esos comentarios sólo causaban un escalofrío en ti, que recorría por tu cuerpo al igual que una sonrisa inundando tu rostro.

Eran esos pequeños escenarios en donde, afirmabas que Eren no era cualquier persona. Era único, de esos que difícilmente se encuentran. El ojiverde era esa pequeña muestra, de que algunas personas podían cambiar tu vida de manera positiva. Borrar aquellas malas pasantías y llenar de huellas tu corazón con su presencia.

—Tienes que dormir, mi niña—Intervino—Mañana te prepararé el desayuno antes de irnos a trabajar, ¿bien?—.

—Bien—Afirmabas al acariciar su mejilla.

━𝗘𝗥𝗘𝗡 𝗝𝗔𝗘𝗚𝗘𝗥 ፧ ❝𝗬𝗢𝗨𝗥 𝗕𝗢𝗬𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗❞.Where stories live. Discover now