━𝗘𝗥𝗘𝗡 𝗝𝗔𝗘𝗚𝗘𝗥 ፧ ❝𝗬𝗢𝗨𝗥 𝗕𝗢𝗬𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗❞.

🔞―𝑨𝒅𝒗𝒆𝒏𝒕𝒖𝒓𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒄𝒂𝒓.🔞

Las brisas permanecían en todo mi en torno, causando que los mechones danzaran en un mismo compás mientras visualizaba caer el atardecer, mi única diversión era estar apoyado frente el automóvil, mientras hacía espera de su presencia. En la actualidad, prefiero permanecer en casa que salir por doquier, es suficiente con permanecer únicamente con ella en casa y disfrutar de su sonrisa, sin embargo, es indudable hacerla cambiar de opinión cuando se trata de planes entre los dos. Supongo que salir a una discoteca no nos vendría tan mal al final de día.

–¡Princesa, ven pronto o me iré sin ti!—Bufé al llamarla por cuadragésima vez.—Luego no te quejes que llegamos tarde.

–¡Ya voy, ya voy!—Gritaba al salir de casa finalmente. Al traspasar por el umbral de la puerta, se encontraba aún colocándose el último arete en ella, mientras se hacía visible un vestido escarlata que poseía. Su cuerpo se observaba tan detalladamente, como si fuese una perfección en su totalidad. El vestido dejaba mostrar esas lindas piernas mientras su piel irradiaba con el choque de los rayos solares en ella.—¿Por qué estás tan apurado?—Preguntaba al terminar de alistar su arete brillante.

–¿Y tú por qué estás tan preciosa?—Me aproximé a ella lentamente, mientras envolvía su cadera con mis brazos, mi rostro estaba preparado para posicionar mis labios hacia uno de sus oído.—Porque esas piernas tan lindas gritan mi nombre.—Susurré al sentir su cuerpo estremecer.

–¿Será porque es normal ir a una discoteca con vestido?—Reía nerviosamente.

–No me respondas con preguntas, cariño.—seguía al seusurrar mientras me aproximaba a su lóbulo para brindar un leve mordisco.—¿Realmente quieres ir? Porque ya quiero estar dentro de nuestra casa.

–¡Eren!—Reprochaba con sus gestos.

–Sólo bromeaba tontita, pero no dejaré que nadie tenga el atrevimiento de verte con otros ojos.—Decía en un tono aún más grave mientras tocaba sus labios finos con los míos.

Tomé una de sus manos quienes encajaban perfectamente con las mías, mientras me aproximaba al automóvil, abrí la puerta del copiloto para darle el pase a ella.

—Entra, princesa.—Le pedí amablemente mientras ella lo acataba con gentileza.

Al subir al automóvil, su vestido corto también lo hacía, provocando que dejara con mayor libertad sus muslos quienes me tentaban a rozarlos con la yema de mis dedos. Noté como cruzaba sus piernas dando ese toque pícaro y a la vez, elegante viniendo de ella. Sus manos posaban en sus piernas hasta sentir mi rostro arder al percaptarme de haberla observado más de lo debido. Cerré rápidamente la puerta, para así, adentrarme al automóvil y llegar a nuestro destino.