Capítulo 4

199K 14.8K 5.2K
                                    

—Hola, al fin despiertas —Vislumbré a Marco. Estaba de pie a un lado de mi cama.

—Hola... —Susurré con la voz ronca.

Me percaté de que me hallaba recostada en mi cama, afuera estaba oscuro e ignoraba cuanto tiempo estuve inconsciente; pero lo que no podía ignorar era el dolor tan tortuoso que me recorría el cuerpo, no podía respirar sin que sintiera dolor.

—¿Cuánto dormí?

—Un día entero —respondió, a lo que lo miré asombrada—, ya es de noche de nuevo.

No dije nada más. Sentí el ardor en mis ojos por las lágrimas que se estaban acumulando en ellos por el dolor físico y el emocional, además de la impotencia que esto me provocaba. Hadrien me lastimó demasiado. No soportaba el dolor que atravesaba cada centímetro de mi cuerpo. Era una sensación horrible. Lo único que deseaba en aquellos momentos era estar muerta.

—No llores —dijo acercándose.

—Me duele mucho..., ¿por qué simplemente no me mata? —Inquirí dolida.

—Él no haría algo así —susurró como si supiera algo que yo ignoraba.

—Es un monstruo. —Sentencié.

—Van der Vart es difícil..., pero eres importante para él —aseguró.

—Sí, claro, tan importante como un maldito mueble —Marco sonrió un poco.

—Él te...

—Marco —no pudo terminar la frase, ya que Hadrien lo interrumpió.

Marco apretó los labios en forma de impotencia y se giró a verlo.

—Sal ahora —le ordenó con voz dura.

Marco asintió y Hadrien caminó hacia mí luciendo tan maldito como siempre; volví el rostro, no quería verlo. Lo único que me provocaba era odio.

—Deja de llorar —espetó sentándose sobre la cama, junto a mí. Si pudiera alejarme, lo habría hecho.

Respiré con profundidad y ciertamente en aquel momento quise obedecerlo y dejar de llorar, además de que me veía patética y débil, con cada sacudida de mi cuerpo por los sollozos me dolía aún más.

—Disculpa que no pueda soportar el dolor de tener la espalda desecha —escupí con amargura—, no soy tan fuerte como tú —lo escuché suspirar.

—Eso te ganas por desobedecerme y ser una impertinente —lo observé mirándolo con súplica, ignorando su estúpido comentario.

—Mátame, prefiero eso a seguir así. Por favor, acaba conmigo —susurré desesperada.

Vi su rostro descomponerse por un mínimo segundo y algo parecido al miedo y dolor atravesaron sus ojos negros. Aquello que dejó confundida, no por lo que vi, sino por el hecho de que se me facilitaba demasiado leer su mirada.

—Deja de decir tonterías —murmuró con desdén.

Llevó su mano a mi cabeza y traté de resistirme a su tacto, pero era inútil, él era más fuerte y yo no podía moverme. Colocó una almohada en mi espalda dejándome sentada sobre la cama. Gemí de dolor por enésima ocasión.

—Ya... Detente —le supliqué—, me duele.

Hadrien no dijo nada. Frunció el ceño y levantó su mano y entonces noté como un par de colmillos crecieron en su boca, la mía se abrió por el asombro y en mis ojos resplandeció el miedo. Él mordió su muñeca y ésta comenzó a sangrar derramando un líquido oscuro.

A tu lado ©Where stories live. Discover now