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La mano de Cheryl todavía estaba extendida, pero sabía que había pánico en sus ojos.

Escuché que Cheryl respiraba con resignación y antes de que bajara su mano por completo, la tomé. Fuerte.

No iba a dejarla ir.

Ella miró nuestras manos y una pequeña sonrisa adorno sus labios al ver los dedos entrelazados. Sus ojos me miraron un segundo y luego me arrastró por los pasillos hasta que llegamos al cuarto de limpieza.

Entramos a aquel cuarto oscuro y Cheryl cerró la puerta detrás de ella. —¿Qué pretendes hacer Cheryl? —Susurré algo desconcertada ya que no veía nada, ella no respondió pero sentí sus manos en mi cintura, me tensé.

Me hizo dar dos pasos hacia atrás hasta sentir su cuerpo detrás del mío. Con una de sus manos, apartó mi cabello de mi cuello y comenzó a besarlo haciéndome jadear un poco.

— Cheryl, no aquí. —Supliqué. Ella gruñó metiendo una de sus manos bajo el suéter y acarició mi pecho arriba de la tela del sostén. Me sujeté de sus brazos cuando lo apretó.

—Me encanta cuando suplicas... —Murmuró antes de morderme el cuello.

Sus manos volvieron a mi cintura pegando mi trasero a su miembro. Era increíble e indescriptible el poder que Cheryl tenía sobre mí.   

— Cheryl. —Supliqué en un último intento de detenerla. Mis piernas temblaban.

—Esto no hace daño, bonita. —Gruñó.

Sus manos vagaron por todo mi vientre y levantaron mi blusa un poco. Una de sus uñas acarició alrededor de mi ombligo y sin desabrochar mis Jeans, metió su mano a través de mi pantalón y luego a través de la fina tela de mi ropa interior. Gemí en voz baja.

—Tan húmeda... Me encanta sentirte así. — Gruñó con una risita.

Eché mi cabeza hacía atrás y me estremecí al sentir dos de sus dedos tocar mi feminidad muy apenas.

— ¡Oh! —Jadeé. —Cheryl...

Frotó mi feminidad y luego mordió mi cuello. Me froté contra su miembro haciéndola gruñir.

—No, no hagas eso preciosa.

—Dios... —Jadeé una vez más. Ella siguió frotando sus dedos, haciéndome desear más. La necesitaba.

Sacó su mano y me giró bruscamente, haciéndome quedar frente a ella. Me besó mientras acariciaba mi trasero, mordí su labio inferior.

— Cheryl... Cheryl, te necesito. —Le dije separándome de ella con la respiración agitada.

—Aquí no... Mejor luego, ¿Sí? Corremos mucho riesgo y... —Sonó la campana. Gruñí haciéndola reír. Besó mis labios.

—Me debes una. —Dije resignada, le besé la mejilla y me dispuse a salir, no sin antes decirle: —Creo que deberías ir al baño a terminar ese problema. —Mordí mi labio al ver aquella erección.

Ella rodó los ojos.

*

La mañana en el colegio fue rápida y la tarde junto a Cheryl y los chicos mejoró todo. Habíamos ido a un Arcade y luego habíamos ido por pizza. Hace tanto que no me había divertido así.

Eran las ocho y media de la noche y estaba buscando entre toda mi ropa algo que ponerme para la cena. No tenía muchas ganas de ir pero era la primera vez en un mes que saldría con mis padres, tenía que ir presentable.

Después de bañarme, decidí ponerme un vestido corto color negro que se ajustaba a mi cuerpo y unos tacones plateados que nunca había usado. Dejé mi cabello suelto en ondas y no puede evitar sonreír al ver lo largo que estaba ahora; estaba terminando de maquillarme cuando mi teléfono comenzó a sonar. Caminé a mi cama y sonreír al darme cuenta de quién era el número.

—¿Hola? —Dije contestando.

—¿Cómo es la persona más preciosa de este mundo?

— Cheryl. —Dije mordiéndome el labio. Demonios, me daban ganas de besarla si seguía haciendo esa voz.

— Hermosa, supongo que las chicas te
mencionaron que iremos a Hot hoy, ¿No?

— Bueno, sí, me dijeron que irían pero no me
dijo que tú irías.

— Pues sí, sí iré. ¿Irás tú? —Suspiré.

— Qué más quisiera, Cheryl. Pero mis padres
me han invitado a una cena familiar y no
puedo negarme.

— Carajo, cariño no me hagas esto.

— Cheryl, debo asistir.

— Mierda, cariño ¿Pero por qué ahora? –Decía molesta. –Cancélalo, diles que no irás. –Ordenó.

— No, No lo haré. –Respondí a
regañadientes. –No les cancelaré solo por un
capricho tuyo.

— ¿Y de cuando tus padres son importantes
para ti? ¿O tú para ellos? –¿Cómo se atrevía
a decir eso? Hice un silencio. –Toni, yo...

—Vete a la mierda, Cheryl. —Finalicé la llamada y tiré el teléfono a la cama. Mis ojos me ardían y sentía un nudo en mi garganta, no me gustaba pelear con Cheryl pero tampoco me había gustado que dijese que no era importante para mis padres. Lo cual quizás, si era verdad.

—¿Toni? —Escuché detrás de la puerta. — Cariño, ¿Estás lista? —Escuché la voz de mi padre. El gran Leonardo Topaz.

— Sí, un momento. —Caminé al espejo y limpié el maquillaje que se había corrido debajo de mis ojos. Limpié mi nariz y cuando creí estar presentable, caminé a la puerta y la abrí. Él sonrió.

—Y es ahora cuando me siento orgulloso de tener a una hija tan guapa y deslumbrante. — Sonreí. —¿Nos vamos? —Preguntó.

Con ganas de llorar y preguntarle si yo era importante para él, asentí en silencio.

Cheryl POV
— ¡Ya los vi! —Dijo Reggie sonriendo.

—¿Dónde? —Preguntó Veronica tratando de seguir su mirada.

—Ahí. —Apuntó con el dedo. —Mira, es ella.
La del vestido negro. Pero qué guapa se ve. —Comentó Reggie con picardía. Veronica y yo le dirigimos una mirada fulminante. Él levantó los brazos. —Es que en serio, está muy guapa.
—Agregó.

—¿Entraras tú? —Me preguntó Veronica. Lo pensé varios segundos.

Nos encontrábamos afuera del restaurante donde Toni y su familia estaban cenando.

Habíamos ido a Hot pero Veronica quería rescatar a Toni de su familia y yo necesitaba hablar con ella. La había cagado. Y bien cagado, yo y mi estúpida boca. Nunca debí haberle dicho eso a Toni. Más idiota no podía ser. Pero yo solo la quería para mí.
Que fuese mía y de nadie más.

— Yo creo que sí. —Dije suspirando. — Deséenme suerte.

— Suerte. —Dijeron al unisonó, suspiré y bajé del auto.

Crucé la calle y observé a través del cristal, estaban en una mesa grande. Eran dos parejas de adultos mayores, un chico y... ¡Toni! Ellos se miraban sonrientes y platicaban cómodamente. Él le hacía caricias en el hombro mientras ella sonreía. Esa sonrisa que solo me pertenecía a mí. Esa morena me pertenecía a mí. Pero parecía que Toni disfrutaba de la compañía del jodido chico. Ganas no me faltaron de entrar y partirle la cara sobre la mesa pero me controlé. Apreté los puños, furiosa.

Regresé al auto donde Reggie y Veronica me veían confundidos.

—¿Qué paso? —Preguntó Veronica.

—Vámonos. —Murmuré.

— ¡Joder Cheryl! ¿Qué pasó? —Gritó Reggie.

— Toni, se la está pasando bien con un cabrón. —Respondí mirándolo a los ojos. — Nosotros no tenemos nada que hacer aquí. Así que enciende el maldito auto.

— Creo que debes tranquili-

— ¡Joder, arranca el maldito auto! —Grité y Reggie comenzó a conducir lo más rápido que pudo.

Sexo Secreto (ᴄʜᴏɴɪ ɢ!ᴘ) |adaptación|Where stories live. Discover now