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Cheryl comenzó a dar pequeños besos en mi hombro, luego en el lóbulo de mi oreja y por último se detuvo en mi cuello.

Comenzó con pequeñas mordidas que me hacían cosquillas. Sus manos acariciaron mis brazos y fueron bajando hasta detenerse en mis manos entrelazó su mano izquierda con la mía. Volvió con las suaves mordidas en mi cuello, las cuales me hacían suspirar. Me giré de manera que pude ver sus ojos. Me acerqué a ella y la besé. Mis manos fueron a los lados de su mejilla. Su mano izquierda a mi cintura.

Era el beso más tierno que no había conocido jamás. Nuestros labios se movían lentamente. Comenzábamos a caminar despacio hasta atrás. Choqué con la cama y me senté en está. Sin dejar de besarnos, me fui acostando sobre la cama mientras Cheryl se acostaba sobre mí, sin dejar todo su peso. Comenzó a quitarme el suéter. Me separé de ella para tomar aire y luego volví a besarla. Me quitó el sostén y Cheryl atrapó uno de mis pechos con su boca y para mí fue imposible gemir. El contacto con su boca, me hacía estremecer. Arqueé mi espalda y solté un gemido en voz baja. Estaba consciente de que no estábamos solas en su casa. Las manos de Cheryl fueron a mi espalda donde daban caricias de arriba hacia abajo, mientras jugaba con mis pezones. —Debes de tener cuidado con tu mano. —Logré decir con mi respiración demasiado agitada.

No recibí ni siquiera un "De acuerdo". Cheryl seguía jugando con mis pezones, trataba de ahogar mis gemidos pero era imposible. —Cheryl... Cheryl detente. —Murmuré en un susurro.

—No, no, no hagas que me detenga. —Me contestó y luego se levantó un poco y se quitó su camisa junto con su sostén. Se recostó sobre mí -de nuevo- Sentí sus pechos juntos con los míos y me estremecí. Buscó mi boca y me besó. Sentí un cosquilleo en mi estómago, y suspiré en el beso. Cheryl me estaba volviendo loca. Completamente.

Enredé mis brazos en su nuca y continúe besándola. Mordía su labio inferior con delicadeza. Me encantaban sus labios, sus besos. Me encantaba ella. Sus manos fueron a mis caderas donde las masajearon, luego su boca fue de nuevo a mi cuello, donde dio otras pequeñas mordidas, arqueé mi espalda y luego sentí sus manos en el botón de mis shorts.

— Necesito sentirte de nuevo. —Susurró. No le dije nada. Yo también quería sentirla dentro de mí. Me despojó de mis últimas prendas de ropa y con mis manos bajé apresuradamente el cierre de su pantalón. Su erección. La sentí. Estaba dura y dios, eso hizo mojarme aún más. Con una de sus manos sacó a su amiguito, me miró a los ojos y me penetró.

No fue nada delicada al hacerlo, fue una embestida dura. Tan dura que hasta pude, literalmente, partirme en dos. Me sujeté de su espalda, cerré mis ojos y apreté mis labios. No quería gemir. Cheryl se movió bruscamente dentro de mí, una y otra vez.

Encajé mis uñas en su espalda, y me arqueé.

— ¡Dios, Cheryl! —Gemí fuerte.

Vuelvo a decirlo, Cheryl no era para nada amigable.

— ¿Te gusta? —Murmuró.

— Oh, dios. ¡Cheryl!

— Eres mía, Toni —Gruñó penetrándome aún más fuerte. —Y espero que te alejes de Harvey. ¿Entendido? —Así que ese era el problema. Ahora todo estaba teniendo sentido. ¿se estaba desquitando?

— ¡Cheryl! —Grité al sentir la llegada del orgasmo y las embestidas fueron aún más fuertes.

Me besó bruscamente sin detener las embestidas. — ¡Dímelo! ¿¡Entiendes!?
¿¡Entiendes que ahora me perteneces!?

— Mierda. —Logré decir. Pero al parecer, eso la enojo aún más. Ella quería que lo dijera. — ¡Sí! ¡Entiendo! ¡Soy tuya! —Dije al fin. Sus embestidas fueron calmándose. Sentía que iba a desfallecer. El orgasmo llegó y me sujeté de la sabana. Esta vez no grité su nombre, si no fue un gemido el que anuncio mi llegada. Luego cuando me besó, casi devorándome, me di cuenta de que ella también había llegado.

Sentí espasmos por todas partes. Mi respiración estaba agitada. Cerré los ojos, mientras me calmaba. Cuando sentí que podía hablar. Abrí los ojos. —Muévete. — Murmuré para que Cheryl saliese de mí.

Había sido brusca. Yo también podía serlo.

— ¿Qué?

— ¡Mierda! ¡Que te muevas! —Cheryl salió de mí y la empujé para ponerme de pie y comenzar a colocarme mi ropa.

— ¿Qué haces?

— ¿Qué hago? —Suspiré sarcástica. —Me voy, Cheryl —La miré con odio. —Casi me matas con tus embestidas. — Cheryl se acomodó los Jeans y se colocó una camiseta que estaba en el escritorio. Estuve a punto de salir de su recamara pero Cheryl me lo impidió tomándome fuerte del brazo.

— Tú también casi me matas, Toni. —Me miró fijamente con esos ojos dilatados. —Me matas con los celos, ¿Es que no ves que los celos me comen por dentro? —La miré confundida. —Toda la puta semana tengo que tragarme las miradas que te dan todos en el colegio. —Dijo entre dientes. —Toni, ¿No ves que estoy loca por ti? —Me quedé boquiabierta. ¿Qué dijo, qué?

— ¡Claro! Estas loca por mí, por mi cuerpo, porque tenga 'sexo secreto' contigo. ¡Lo único que tú quieres es que yo sea tu maldita prostituta privada! —Su mano izquierda tomó mi muñeca derecha, apretándola. —¡Me estás lastimando!

— Te estoy diciendo que estoy loca por ti Toni. —Apretó los labios. —¡Desde hace tres malditos años estoy loca por ti! —Gritó mientras me miraba a los ojos. Luego me soltó la muñeca y se volteó, alejándose de mí mientras trataba de controlar su respiración.

— ¿Qué has dicho? —La seguí a hasta la ventana en donde estaba recargada. A un lado del caballete.

Cheryl apartó la mirada y miró el jardín por la ventana. Un musculo en su mandíbula se tensó. —Yo he estado loca por ti desde hace
tres años, Toni. —Contuve la respiración. —Yo... Yo te quiero, Toni.

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Sexo Secreto (ᴄʜᴏɴɪ ɢ!ᴘ) |adaptación|Where stories live. Discover now