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—¿Qué? —Pregunté incrédula.

Sus brillantes ojos me miraron fijamente mientras acariciaba mi mejilla con sus dedos y apartaba algunos mechones de mi cabello.

—Fue en primer año, el primer día. Cuando entraste con Betty a la cafetería. Todos captaron su atención en Betty por la blusa que dejaba ver su estómago. Pero tú captaste la mía con esos Jeans apretados, esos converse desgastados y ese suéter negro. Tu cabello en ese entonces era un poco más corto que ahora, y estaba enmarañado. —Rió recordando los momentos, lo cual me hizo reír a mí también. —Estabas tan hermosa y natural que me fue imposible dejar de verte cuando llegaste a la mesa de Tabitha y Veronica. — Sonreí. —Toni, desde ese día me dije a mi misma que tenías que ser mía y no solo en la cama, si no en todos los aspectos. Nunca supe como acercarme a ti porque todos los que lo hacían salían lastimados. Así que lo único que apareció por mi mente fue que me tomaras por tu "enemiga". —Acarició mis labios. — Pero en 2 años, nunca obtuve tu atención. A menos que fuese para golpearme por alguna tontería que dijese. Hasta este año, donde me dije a mi misma que tenía que hacer algo para tenerte, para que te dieras cuenta de lo mucho que me importabas. Y empecé a acosarte con mis perversiones. —Reí mientras agachaba mi cabeza. —Eres tan hermosa. Tan perfecta... Nunca en mi vida he amado a alguien. Toni, yo te quiero. Te quiero tanto que incluso me da miedo. —Me abrazó y besó mi cabeza. Yo estaba sorprendida. Veronica tenía razón cuando me dijo que Cheryl estaba "babeando" por mí.

— Cheryl, yo... Yo no sé qué decirte.

—No digas nada, solo... Solo acepta ser mi novia. —Se separó de mí y con su mano izquierda acarició mi mejilla. —¿Quieres? Por favor, se mía.

— Cheryl yo... —Me quedé sin palabras. Dios, esto no estaba pasando. Habíamos quedado en tener sexo pero sin nada de lazos afectivos, ¿Dónde había quedado eso? —Yo, yo no... No estoy preparada para esto, Cheryl. Lo siento.

La alejé de mí y tome mis cosas y salí de su recamara lo más rápido que pude. Escuché su voz gritando mi nombre pero no me detuve.

Bajé las escaleras y corrí a la puerta principal. Tampoco le puse atención a Penelope, solo quería salir de ahí y olvidar todo. Olvidar lo que me había dicho y olvidarme de ella.

Me subí a mi auto y arranqué el auto. ¿Ahora a dónde se supone que iría? No podía ir a mi casa porque era seguro que ahí estuviera mi mamá. No podía ir con Betty, estaba en la academia de baile. No podía ir con Tabitha porque era seguro que estaba con Ben.

Respiré hondo y decidí intentar con Veronica.

Bajé del auto y toqué desesperada su puerta. —¿Toni? —Murmuró un poco preocupada. —¿Paso algo?

No respondí. No asentí. Simplemente caminé a ella y la abracé llorando.

— Tranquila, pequeña. —Dijo mientras acariciaba mi cabello. —Vamos, pasa y cuéntame que sucede.

Veronica me había preparado un café mientras hacía una llamada. A los diez minutos, Tabitha y Betty llegaron a la casa de Veronica.

Comencé a contarles la historia de lo sucedido a las chicas detalle por detalle sin poder evitar las lágrimas. No entendía la razón del porque estaba llorando. Sentía culpa y remordimiento por Cheryl. Sentía demasiados sentimientos, pero ninguno los podía descifrar.

— Quizás... Cheryl si estaba enamorada de ti desde el inicio. —Opinó Tabitha.

Betty acarició mi espalda. — Toni, yo creo que ella se enamoró de ti cuando tuvieron sexo.

Veronica asintió. —Sí, tal vez con el sexo nació el amor en ella.

— Por dios, solo hemos tenido sexo dos veces. —Dije limpiando mis lágrimas con mis manos.

— Pero esas dos veces para ti han sido únicas. ¿Verdad? —Preguntó Veronica. Agaché mi cabeza.

Si, las dos veces con Cheryl habían sido únicas. La primera había sido sexy pero suave y la segunda aunque hubiese sido brusca había sido de cualquier manera, linda para mi. Porque lo había hecho con ella.

— Sí. —Murmuré. —No sé qué hacer, estoy confundida. Me siento pésima...

Betty agarró mi mano y la acarició. — Primero, tienes que mantener la calma.

— Mañana harás lo siguiente. —Decía Tabitha. — Hablaras con Cheryl y aclararan lo que sienten, ¿De acuerdo?

—Sí.

Pero al siguiente día, Cheryl no se apareció por en el colegio. En realidad, no fue la semana completa. Había ido a buscarla a su casa tres veces y Penelope amablemente me había dicho que no se encontraba. También me había preguntado si había pasado algo. Por supuesto que había negado. Y la preocupación me estaba matando por dentro. Sentía que todo había sido por mi culpa, me sentía la persona más estúpida del mundo.

Lunes por la mañana de nuevo. Estaba hecha un desastre, tenía ojeras, sin ánimos de nada, desesperada, furiosa. Una mezcla de sensaciones en mi cuerpo. Me había puesto lo primero que había encontrado en mi closet. Unos Jeans denim, un suéter negro y los converse gastados. No llevaba ni una pizca de maquillaje y estaba más pálida de lo normal.

—¿Toni? —Dijo Tabitha sorprendida al verme.

—Por dios, ¿estás enferma? —Preguntó Betty preocupada.

— ¡Diablos! ¿Qué te ha pasado? —Preguntó Veronica.

— Estoy mal... —Traté de sonreír pero las ganas de llorar eran más fuertes. —Cheryl no aparece y yo me siento fatal. Si le llega a pasar algo, yo te juro que...

Levanté mi vista y mi corazón dio un vuelco al verla ahí. Sonriendo, tan guapa como siempre. Cheryl estaba de regreso. Sonreí de oreja a oreja.

Sin pensarlo, tire mi mochila al suelo y comencé a correr hasta ella y la recibí con un abrazo. Un abrazo no correspondido. Porque al abrazarla, inmediatamente se apartó y me miró con algo de extrañes y repugnancia. Y eso, me partió el corazón. —¿Cheryl? —Pregunté confundida y alarmada.

— Diablos, ¿A ti que te sucede?

— Estaba mal... —Acaricié su rostro y ella me miró con el ceño fruncido. —Por ti. No aparecías y...

Agarró mi mano con fuerza y la apartó. —¿Y a ti que te importa donde haya estado?

Intenté acercarme a ella. Necesitaba tocarla. Necesitaba besarla. —Pues porque...

Me tomó de los hombros y me alejó de ella.

Mi corazón se comprimió. —Solo cállate, Toni. —Dijo entre dientes pero lo suficientemente alto para que las personas a nuestro alrededor escucharan — ¿Qué? ¿Todavía me necesitas para tener sexo? ¿Tan necesitada estás? —El cinismo en sus palabras estaban rompiéndome el alma. Sentía las miradas de los estudiantes a medida que sentía mis ojos arder. —Oh claro, estoy segura de que nadie te ha buscado. Bueno, no los culpo. —Me miró asqueada de arriba a abajo y luego aquel par de ojos cafés me miraron fijamente. —Con tan solo mirarte siento asco. —Antes de que sonriera, le di una bofetada. La más fuerte que había dado en mi vida. Estaba tan desconcertada, furiosa, deprimida.

¿Cómo podía tratarme así? Sus palabras habían sido tan hirientes. Había escuchado decir que las palabras duelen más que los golpes. Bueno, era cierto.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos y salían descontroladamente —¡Te odio! —Le grité. —¿Cómo puedes tratarme así, después de todo? —Pregunté incrédula mientras me limpiaba las lágrimas.

La mirada de Cheryl detuvo mi corazón.

Era la misma mirada que había visto antes de que golpeara a Harvey. Había maldad, ira, desesperación, odio.

Respirando agitadamente por la nariz, apretó los puños y dio un paso adelante con intenciones de acercarse a mí y yo di varios pasos atrás. Antes de que ella llegara a mí, Archie y Ben aparecieron detrás de mí y tomaron a Cheryl de los brazos, alejándola de mí.

Aterrada por su actitud, salí corriendo. Me percate de todas las miradas puestas en mí mientras salía del colegio. Corrí al estacionamiento y de repente escuché que alguien venía corriendo tras de mí.

— ¡Toni! —Gritó. —¡Toni, espera!

Sexo Secreto (ᴄʜᴏɴɪ ɢ!ᴘ) |adaptación|Where stories live. Discover now