—¿Qué cosa? —pregunto inocentemente.

—¿Por qué estás aquí?

—me encojo de hombros—. Te vi solo y pensaba que necesitabas a un amiga o acompañante.

El voltea a verme por unos segundos y luego vuelve su vista al frente.

—No necesitó de tu lastima, estoy bien.

—Pensaba que podríamos ser amigos—miro mis zapatos un poco cabizbaja.

—¿Quieres ser mi amiga?

Asiento un poco sonrojada, mirando al piso, así el pelo me tapa un poco la cara para que no lo note.

El me regala una media sonrisa y asiente.

—Esta bien, seamos amigos—dice estirando su mano hacía mi, supongo para que lo estreche con la suya y imitó su canción estrechando nuestras manos.

Desde ese día nos hemos reunido siempre en los recreos, ya que no estábamos en el mismo salón, éramos muy unidos, que hasta algunos niños nos decían que parecíamos una pareja, pero no les hacíamos caso a sus burlas, no recuerdo bien como se llamaba ahora, pero en ese entonces lo sabía pero de todas formas lo llamaba Gussie, no le molesto que lo llamará de esa forma, el me decía rosita, ya que como mi nombre era Rose, me puso ese sobrenombre, lo que si recuerdo eran sus ojos azules, como el mar, muy cristalina, que me gusto demasiado. Lo peor fue despedirnos a fines de ese mismo año, ya que a mi padre lo necesitaban devuelta en Inglaterra, recuerdo que mi último día, los dos estuvimos muy tristes y a punto de llorar, yo más que él, ver sus ojos cristalizados me dolió tanto. Cuando termino el día y era la hora de salida, el me dio un cálido abrazo, esos donde no querías que termine, con mucha tristeza me separé de el.

—Adiós, rosita—dice el en un tono triste agitando su mano.

—Adiós, Gussie—digo despidiéndome de la misma forma y me subo al auto de mi madre para irnos.

Solo recordare esos lindos momentos y esos lindos ojos azules.

(fin del sueño)

Suena la alarma de mi celular a las 8:00 a.m., me e despertado con el recuerdo de ese chico y sus ojos azules, pero de alguna manera me viene a la cabeza Angus, él lo tenía o mejor dicho, tiene el mismo tono de azul que el de mis sueños. El...no, no puede ser el mismo, aquel chico que conocí a mis 5 años no era rubio, era castaño, además todos pueden tener ese tipo de ojos azules, ¿verdad? Debo dejar de pensar tanto en él, solo fue un sueño y una confusión mía, sí, eso debe de ser.

Me levanto con un poco de pereza de mi cama, estirándome un poco y hago todo lo que tenga que hacer antes de irme. Luego de haberme bañado y vestido con ropa un poco abrogada, me hice algo liviano de desayunar, si iba todos los días a esa cafetería, me gastaría todo mi sueldo, así que hice las compras de la semana y desayune en el departamento.

Desde la mesada de la cocina, pude oír la música de cada mañana, por parte de Angus, debo admitir que tiene un buen gusto musical, escucha a Harry Styles y también Taylor Swift, con eso ya se ganó un poco mi corazoncito. Termino mi desayuno, lavo lo que he usado tarareando un poco las canciones se escuchan por parte de Angus, por mas que quiera no puedo olvidarme de sus ojos, gracias a ese sueño.

Salgo de mi departamento y me decido bajar por las escaleras, estoy en el cuarto piso, podría irme por el ascensor, pero siempre hay una primera vez para todo, seguro me arrepentiré apenas baje todas las escaleras, me conozco. En la recepción saludo al de limpieza, al encargado del lugar y me dispongo ir hasta la editorial, mientras escucho un poco de música. Esto de pensar en Angus, apenas me despierto, no es normal en mí, para nada.

El chico irlandésWhere stories live. Discover now