«Todos somos el trébol de una persona»
Rose Dawson es una estudiante muy aplicada, con muy buenas calificaciones. Eso logra que su universidad le otorgue una pasantia de trabajo a una de las mejores Editoriales en Dublín, Irlanda, solo por 6 meses...
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Rose
Era un día de invierno en Londres, la gente iba demasiado abrigada por las calles, no era para tanto el frío, o soy yo que me encanta, solo iba con una campera de lana, un buzo fino de manga larga y mi gorrito blanco, iba un poco apurada, estaba llegando tarde a mi primera clase que encima en esa tenía que dar un examen de filosofía. Llegó a mi Universidad y me apresuró en llegar a mi clase, llego muy agitada por haber subido las escaleras tan rápido como pude hasta el sexto piso, respiro para volver a mi ritmo normal y me obligó a tocar la puerta del profesor Thompson.
—Puedo pasar?—preguntó al abrir despacio la puerta.
Que sea la primera y última vez señorita Dawson —dice el profesor un poco cansado.
—Claro que sí, profesor Thompson —digo por lo bajo y me siento en el lugar libre que queda, al fondo de todo.
Luego de que el profesor nos permitiera haber repasado un rato antes del examen, que es de historia, nos dió media hora para hacer el examen de diez preguntas, para mi media hora es poco es muy poco tiempo, los profesores dicen que en esa hora y media podemos completar las diez preguntas, pero en algunos casos no, vieron a esos profesores que te hacen escribir el más mínimo detalle de tal hombre? Bueno el Sr. Thompson es uno de ellos, si no pones una parte importante, o uno que para él es importante en la historia, te jodiste, por eso es que para esta materia estudio cuatro días antes, mi promedio no es tan alto como en otras materias, pero me salvo de no dar el examen final.
Pasaron la hora y media y he terminado unos minutos antes de que finalizará el tiempo, le entregué mi examen al Sr. Thompson y salgo del aula con mi mochila cargada en un solo hombro, voy a mi locker y dejó algunas cosas de historia y pongo el libro de matemáticas, ugh como odio esta materia, de que me sirve en mi carrera, sí no voy a resolver un ejercicio en una corrección de un libro o no le voy a decir al verdulero que me de una fruta o verdura de un cuarto al cubo o elevado a la pi. Niego repetidas veces y me dirijo al aula 308 en donde tengo matemáticas, lo bueno de eso es qué no estaré sola, si no con mi amiga Stephanie Demner, la conocí en el instituto empezando nuestro primer año, ella era nueva en la ciudad, se había mudado desde Canadá por el trabajo de su madre, solo eran ellas dos, ya que su padre las había dejado por otra mujer.
Entro al aula y me encuentro con Ruth esperándome en uno de los asientos del fondo, me acerco a ella, le saludo con un beso en la mejilla mientras me siento a su lado.
—Y como está la señorita con beneficios?— dice Stephanie mirándome burlona.
—Sacar buenos promedios no es benefició, es ponerte a estudiar, cosa que tu no haces —digo riéndome un poco—. Sabes que no tengo problema en ayudarte verdad?
—Si lo se, pero estoy bien, no tengo el mejor promedio de la clase, pero sacó lo mínimo para aprobar — se acomoda en su asiento y me mira—, está circulando por el pasillo que te darán una pasantía
