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Estar sola es imposible, con una manada numerosa y cachorros que me siguen a todos lados, es sólo un sueño la soledad.

O eso creía.

Me escabullí mientras todos dormían, y parece que funcionó de manera  excelente, ya que sólo escucho el palpitar de mi presa.

Las liebres a diferencias de los conejos son más delgadas, patas más largas y musculosas, orejas que pueden moverse a voluntad y sentidos excepcionales. Son ligeros y ágiles, algunos podrían creer que su anatomía sólo sirve para uir,pero ellos no lo saben. Yo he presenciado a madres perder su vida por tratar de defender a sus crías de  serpientes.

Su instinto protector es asombroso.

Agazapada doy un paso en dirección a aquella criatura con distintos tonos de marrón, el cual no le sirve para ocultarse de mi. Está inmóvil, esperando el mínimo ruido para echarse a correr.

Sus orejas se mueven tan lentamente, buscando un indicio de donde se podría esconder el cazador.  Cada paso que doy es lento, pausado y meticulosamente pensado.

Una voz quiebra el momento, ya no importa la liebre alejándose. Sólo aquella voz que corta con el silencio del prado.

__Viejo leñador.

Amigos de los lobos, pobre soñador.

La niña camina mientras canta aquella canción, acaricia las plantas mientras la palabras salen de su boca.

__El grito que desprendió era de puro dolor.

Su infantil voz retumba contras lo árboles y montañas que ocultan el prado.

¿Cómo llegó aquí?

__Cuando intentó a un Lobezno robar, iluso ladrón.

Los lobos no lo perdonaron, mientras su cuerpo devoraron.

Santa muerte terrenal, morir a manos de dioses era celestial.

Pensaba el viejo leñador, la vida se le iba y la locura le sonreía.

Suspira y se echa en la hierba, su rubio cabello desprende un  olor a cereza.
Vi como extendía su mano para poder alcanzar una pequeña estrella perdida entre las otras.

Pérdida entre la oscuridad, se veía triste...sin alma.

__Viejo leñador.

Amigo de los lobos, pobre soñador.

El grito que desprendió era de puro dolor.

Cuando intentó a un Lobezno robar, iluso ladrón.

Los lobos no lo perdonaron, mientras su cuerpo devoraron.

Santa muerte terrenal, morir a manos de dioses era celestial.

Pensaba el viejo leñador, la vida se le iba y la locura le sonreía.

La niña miraba el cielo, mientras repetía una y otra vez la canción.

Me acerqué sigilosamente. Quede a unos metros, lágrimas brotaban de sus ojos, eran pausadas, cayendo lentamente por su rostro.

Sus mejillas rojas por el frío y humedad por el llanto le devolvieron la vida a su rostro.

Me recosté en el suelo, reposando mi cabeza entre mis patas.

La tierra ya estaba húmeda  después de un rato en donde la angustia de la niña igual al canto no paraban.  Cuando sus lágrimas se detuvieron ,yacía dormida entre la fría oscuridad.

¿Acaso era de humanos ser tan imprudentes?

Me acerqué, dejando de lado el silencio, rompiendo varias ramitas secas para asegurarme que estuviera dormida.

La niña temblaba ligeramente por el frío, su fino pijama de ositos rosas no la resguardaba de la fresca noche.

No era seguro que estuviera en la intemperie, pero me está prohibido intervenir.

Cada criatura está a cargo de su vida, los que no puedan con tal valiosa carga, tendrá que dejar su puesto a alguien que si este apto. 

Selección del más fuerte.

Aún sabiendo el posible destino de la niña, me quedé ahí, hasta que el sol acarició las montañas.

Bruscamente la niña despertó e importándole poco se sacudió la ropa, y tomo el camino a su ,supongo, casa.

Helena.             ( Trilogia Fragancia De Amapolas)Where stories live. Discover now