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La cueva esta a oscuras y llena de tensión, los cachorros están hambrientos y eso inquieta a la manada.

El año pasado murieron cinco cachorro y dos adolecentes, la fuerza del lobo crece a volumen de dicha manada, no podríamos sobrevivir si no somos suficientes para derivar a la presa aunque esta este cansada.

Los lobos no somos conocidos por comer conejos.

Nuestra manada tiene que ser numerosa para poder sobrevivir.
Pero la escasez de alimento no ayuda, las presas están mas tontas que de costumbre y no llegan para su migración.

Afuera esta cayendo agua nieve por lo que en lo mas profundo de la cueva están todos durmiendo.

Unas de las cosas que me sorprendió fue la faceta de los lobos.

Son despiadados cazadores, con un hambre inmensa e insaciable.

Con sangre seca en su pelaje, que rápidamente es cubierta por mas sangre. Creando capas de olor putrefacto. 

Sofocando a su presa hasta que esta se rinda, deje de luchar
y la luz en sus ojos se extinga. Luego la abren por el estómago, haciendo que los órganos salgan deprisa, mastican si carne con voracidad.

La sangre cae del cuerpo inmóvil a borbotones, entre gruñidos y dientes afilados. Las venas son cortadas, los huesos rotos y la carne despedazada.

Son verdaderamente aterradores.

el vapor de la sangre y el aliento de  los lobos se mezclan.

Entre la oscuridad sus ojos se iluminan como mil demonios, son sigilosos como fantasmas y su sangre es caliente como el infierno.

Su otra cara es la inesperada, la que nadie  conoce si no es con su consentimiento.

Es aquel festejo que se da después de que un miembro de la manada vuelva al pasar días perdido.
Todos se juntan a darle la bienvenida al recién llegado. Se lamen, acarician su cabezas, se rozan y abrazan.

Una noche entre la oscuridad, vi al alfa entrar a la cueva con pasos descuidados, dejado a su paso un camino del más rojo escarlata.  goteaba de su asico, cayendo de su pecho hasta sus patas.
Se acostó entre las crías, les dio su calor y los vio dormir.

La muerte de aquellos cachorros fue un golpe duro para la manada. 

Aquel día, en el que el cielo estaba limpio de nubes y podíamos apreciar la luna y el gran vació a su alrededor. lloramos.

Todos juntos aullamos en honor a los perdidos, para hacer mas fuerte el lazo que nos une a ellos. Y que no sean solo un recuerdo o un eslabón que nos acerca cada vez más y más a la inmortalidad.

Escuche los gruñidos, vi la sangre caer espesa por sus fauces y no les temí.

Escuche la felicidad sin palabras, vi lealtad y calidez entre ellos y los ame.

Helena.             ( Trilogia Fragancia De Amapolas)Where stories live. Discover now