»Al rey le encantó la noticia, era todo lo que deseaba. Yo me obsesioné con Eider y mi plan de venganza, sin embargo, ella no quería nada conmigo, a pesar de ser hijo del rey y tendría el poder que necesitaba. Entonces, la vez que me decidí de hacer la mía a cualquier costo, desapareció. Había encontrado a su merakt, la muy maldita desapareció para ser feliz y una buena "boutlyn". La busqué durante siglos hasta que un día mi hermano Nahuel me dijo que la encontró, pero se hacía pasar por una loba.

Se levanta de la silla y comienza a caminar por la habitación. Me remuevo en el piso, incómoda. Todo lo que dice es una jodida locura.

»La observé durante días, aprendí todo lo que hacía hasta que un día tuve la oportunidad de encontrarla sola en el bosque y simplemente la mate —frunce el ceño mientras me mira —. Su muerte me dejó insatisfecho, fue demasiado rápido. La escena del crimen la manipulé para que se pensaran que unos lobos la mataron, aunque debo decir que no sabía que eran los padres de él —mira el cuerpo de Alex por un breve momento —. Luego descubrí tu existencia y estuve listo para matarte, pero alguien le avisó a tu padre que querían matarte y te envió lejos. Estuve a punto de rendirme en tu búsqueda, pero apareciste y encontré la información de tu hijo.

»Esto no es algo contra ti, así que siento que tú y tu hijo vayan a pagar por los pecados de Eider —No puedo decirle algo por qué sale de la habitación dejándome con el cadáver de Alex.

¡Joder! ¿Por qué todo el mundo quiere que pague los errores de mis padres?

—¡Maldición! —grito molesta. Para ser un ser sobrenatural no puedo hacer nada. Tiro con más fuerza de mis ataduras consiguiendo lastimarme, no me importa. Necesito pensar en cómo sacaré a Kilian de aquí.

¿No puedo tener un jodido botón para activar lo mismo que le hice a Darius?

—No puedes liberarte de la plata…

—¡Mami!...

La voz de Kilian detiene mis esfuerzos para liberarme, mi corazón se hunde cuando veo sangre y golpes en su rostro. Un collar de plata rodea su cuello y Lyon tira de él.

Una sonrisa cruel se dibuja en su rostro al ver mi expresión. El que supongo que es Nahuel, se queda parado en una esquina.

—Madre e hijo reunidos, que linda historia. Lástima que el mal ganará.

—Me tienes aquí, Lyon. Puedes tomar lo que quieras de mí, pero déjalo. Es un niño, es inocente —hablo tensa, sin querer cometer un error que le costara la vida a mi hijo.

—Oh, me gusta tu propuesta —me mira como algo que no puedo descifrar. Le hace una seña a Nahuel y él agarra a mi hijo.

—¡Suéltame! Mami…

—¡Cállate, bastardo! —lo zarandea con furia. Aprieto mis labios tan fuerte que siento el sabor de la sangre inundar mi boca.

—No le diste una buena educación a tu hijo —Hace una mueca —. Bueno, no lo educaste tú, mi error —se comienza a desabrochar su pantalón.

—¿Qué demonios haces? —inquiero cuando se baja el bóxer, exponiendo su miembro. Un escalofrío recorre mi cuerpo.

—Dijiste que puedo tomar lo que quiera de ti, pues por ahora quiero tu boca. Nunca pudo probar a tu madre en ese sentido.

Eres mía© [#1]✔Where stories live. Discover now