Capítulo 17 "La rosa y sus espinas"

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@_Valeria28 @KFrancoV @la_naricita_de_loui @idkdianals @Aleetwel @larrymydreams2815 @_moodbaianica91_ @HadaDL

Se dice que nunca es tarde para vivir lo que no has vivido y debe ser verdad, pues una semana después el salón del Nightingale Hammerson se encontraba lleno.

Suficiente con el calor humano bajo los abrigos oscuros y chalecos a cuadros, lápiz labial y máscara de pestaña que adornaban los rostros amables de las damas de aquella residencia, sonrojos todavía frescos en sus mejillas cuando Arthur Weasley hacía una reverencia ante ellas y besaba delicadamente el dorso de sus manos. No le envidiaban nada a un baile de secundaria.

Arthur recorrió el salón y pudo reconocer que los residentes tenían una pinta diferente, desde sus viejos pero viejos elegantes trajes, zapatos lustrados y pajaritas en sus cuellos, lo que más relucía eran sus interacciones, adornadas con calidez y alegría, como no se miraban desde hacía mucho.

Aquello colmaba su corazón, desde su llegada al Nightingale se propuso cambiar aquel clima sobrio y semblantes tristes por esto: bailes lentos, rostros alegres, personas felices, disfrutando en el ocaso de sus vidas el que sería quizá uno de sus últimos bailes.

Él podía sentir las emociones de sus amigos, de su familia porque eso habían llegado a ser, una familia. Se aseguró de saludar a cada uno y los abrazó cálidamente, agradeciendo el entusiasmo que mostraban y el trabajo compartido por esta fiesta.

Richard Payne lucía gallardo cuando Elizabeth extendió su mano hacia él, el corazón de Louis se calentó con un cariño que le sobrepasaba, orgulloso de ellos y melancólico; conocía muy bien a sus amigos y la condición de salud que los perseguía, pero aquella noche echó esos pensamientos lejos y se dispuso a hacer de esa, la mejor noche para cada uno de los residentes.

Detrás de Elizabeth pudo apreciar una figura aún más apuesta, Harry hacía un derroche de galanura y belleza natural como no se había visto.

Louis lo miró y sonrió, como siempre, enamorado.

—Buenas noches Arthur —saludó con una sonrisa que arrancó un suspiro en Louis.

—Buenas noches Harry.

—Luces apuesto —lo miró e inconscientemente buscó apenas un contacto sutil —Permíteme —dijo, mientras acomodaba la camisa debajo de uno de los tirantes que sujetaba los pantalones, de Arthur, aquel accesorio que formaban parte de su atuendo —Mejor —sonrió satisfecho.

—Gracias —respondió Louis y de inmediato su mano se extendió hacia el rizado —Permíteme —repitió, mientras copiaba la acción del toque sutil y fingía alisar la solapa del saco que el rizado portaba—Ya está.

Durante las últimas semanas de su vida, comprobó que la sola presencia de Harry bastaba para llenar cualquier recoveco y mejorar sus días, era imposible mirarlo y no sentir cómo el mundo mejoraba. Louis siempre fue un hombre cariñoso, pero con Harry sentía la necesidad primaria de tocarlo aunque fuera una fracción de segundo y un milímetro de piel.

Los acordes de la música de fondo enviaban vibraciones por el cuerpo de Louis por tener al rizado tan cerca, y tan lejos a la vez. Necesitaba controlar sus manos así que decidió guardarlas dentro de sus bolsillos, solo por si acaso.

—Infringiste las normas para esta noche Harold —dijo mirándolo de reojo. Cuando Harry no pudo responder debido a la confusión, la voz de Louis le aclaró lo anterior —estás a otro nivel de belleza.

La sonrisa que se dibujó en Harry era maravillosa e hizo eco en el pecho de Louis y se quedó ahí, atascada y; ¡por todos los cielos! Louis no quería que fuera de otra manera porque desde el principio se propuso conservarla el mayor tiempo posible.

"Las tardes con Arthur"Where stories live. Discover now