Capítulo 8 "Oficialmente ha caído"

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—¡Es igual a un gato!

—¿Cómo un gato? ¡Es claramente un perro!

—Aquella es un barco.

—¿Un barco? Arthur es claramente un elefante!

Ambos se encontraban observando las nubes, buscando formas en ellas sentados en aquella banca en el jardín que tantas tardes ocuparon. Cuando estaban juntos, Harry volvía a su estado natural, se quitaba uno que otro miedo al lado de Arthur, se reía sin cuidado, se estremecía cuando un comentario del ojiazul hacía explotar las carcajadas y era simple y caóticamente 'liberador'.

A su lado existía esa comodidad de ser, cada tarde con Arthur parecía recuperar ese brillo en Harry, de alguna manera las palabras de Arthur lo inspiraban, le hacían crecer, alimentaban su alma.

Aquel que fue por mucho tiempo un lugar casi desértico; el jardín del Nightingale, ahora un hermoso lugar lleno de color, parecía una metáfora que fácilmente representaba un poco de cómo la vida de Harry había cambiado desde hace tres semanas desde que conoció a Arthur Weasley.

Louis lo miraba de soslayo intentando ocultar los sentimientos que habían surgido en él. Mirar a Harry sonreír era eso que salvaba, que calentaba su pecho, en aquellas pláticas y sin sospecharlo; Harry le regalaba tanto solo con su existencia que Louis solo quería devolvérselo, quería abrazarlo dentro su abrigo por si acaso tenía frío, o construirle un bote para cuando sintiera que podría hundirse.

¡Estaba muy jodido! Oficialmente había caído tan profundo por ese chico y había surgido así, lento, suave, constante. Sin retorno.

Louis no se enamoró de Harry porque estuviera desesperado por su situación, no se enamoró de Harry porque se sintiera solo o porque estuviera roto y necesitara que lo repararan, Louis se enamoró de Harry porque después de conocerlo a él supo que quería que fuera una presencia permanente en su vida.

Cuando Harry giró su cabeza se encontró muy cerca de Arthur, no solo vio un par de ojos azules. Fue el océano, el cielo o una mezcla de ambas cosas en ese precioso espacio azulino.

—Es un misterio —dijo, y el latido de su corazón se aceleraba tan solo lo suficiente para que su rostro se encendiera, cada respiración parecía pausada pero en realidad no lo era, estaba ahogándose con aquella sensación.

—¿El qué?

—Tus ojos, son tan... azules.

—Muchas personas tienen ojos azules Harry.

—Ninguna como los tuyos.

Louis suspiró una última vez sobre su rostro, mientras guardaba cada facción del muchacho en la memoria del corazón, inhalando hasta la más infinita partícula que formaba la esencia de Harry. Tragó duro porque en el fondo sabía que paulatinamente solo habrían dos caminos para ellos y el sabor agridulce le indicaba que no había nada seguro.

Estaba martillando su interior con el peso de su mentira pero estaba atrapado, quería tomar la mano de Harry pero de verdad, como Louis; y sentía que sin buscarlo estaba perdiendo la esperanza de empezar un nuevo viaje por aquel que fuera su futuro, y eso dolía.

Habían creado una conexión única y hermosa que poco a poco generaba cierta intimidad emocional y Louis sabía que cada día que ganaba en ese terreno, perdía al mismo tiempo la oportunidad de estar juntos, su mentira no dejaría que el rizado se quedara.

Sin embargo, acostumbrado a las duras batallas y a que muchas veces el cielo ya se le había caído encima, Louis sonrió cuando sintió sus mejillas arder. Lo miró como se mira aquello que es valioso, con el enorme potencial que Louis podía ver en Harry y eso removía su espíritu.

"Las tardes con Arthur"Where stories live. Discover now