14. Promesas

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Eran aproximadamente las 5:30 de la mañana cuando Chaeyoung en los brazos de Mina comenzó a removerse indicando que pronto despertaría. Mina sonrío al ver los gestos que la chica recostada sobre su pecho hacía con la nariz. La japonesa en ningún momento la había dejado, se había asegura de mantenerla caliente y seca durante toda la madrugada.

Estaba tan agradecía y aliviada de tenerla allí con ella, y es que de solo pensar que la chica casi muere en ese Barranco su sangre se le helaba.

—Mmhmhrr—Murmuró Chaeyoung removiéndose entre sus brazos antes comenzar a abrir los ojos con lentitud.

—Hola...—Mina la saludó con una sonrisa en el rostro mientras Chaeyoung se frotaba los ojos y se incorporaba. Había estado acurrucada sobre el pecho y entre las piernas de Mina por varias horas.

—Hola... Auch...—Se quejó al sentir dolor en las partes lastimadas. Estaba segura que su cuerpo estaba lleno de moretones por todos los golpes recibidos.—Auch...—

—¿Estas bien?—

—S-Si. Solo un poco adolorida.—Se quejó nuevamente haciendo gestos de dolor además se sentía un poco mareada.—¿Tu cómo estás?—Preguntó dándole la espalda.

—Estoy bien.—Contestó Mina con una pequeña sonrisa antes de levantarse y dejar a la coreana sentada semi desnuda. Para ese momento a Chaeyoung ya no le importaba que la viese solo vistiendo su bóxer gris, total, la vio así toda la madrugada.

—Tu espalda debe estar adolorida. Lo siento.—La miró desde el suelo girándose el cuello.

—Nah, estoy bien.—Contestó estirando la espalda y brazos. La verdad era que si estaba bastante adolorida ya que estuvo soportando todo el peso de Chaeyoung sobre ella, pero no dijo nada. Nunca se lo diría. Eso era insignificante comparado a todo lo que la coreana había soportado por su culpa.

—Tu ropa está seca. Ten.—Sus prendas le entregó antes de dirigirse hacia el agua fría y lavarse la cara y Manos en tanto Chaeyoung se vestía con algo de dificultad. Aún le dolía el abdomen y ni hablar del resto de sus cuerpo.

—¿Como está el clima?—Preguntó desde atrás atándose los zapatos húmedos. Esos si no se pudieron secar.

—Mmmmm está nublado. Tal vez llueva.—Contestó asomándose fuera de la cueva. Desde arriba podía observar cómo la neblina cubría los árboles y en el cielo se mantenían las nubes grises evitando que el sol se asome.

—Espero que nos dé tiempo para salir de este bosque.—Cuando Mina se giró a ella la encontró revisando el mapa que antes sacó de la Van.

—Tienes un mapa.—Sonrió de alivio. Con eso era más fácil encontrar una salida.

—Si. Y aquí dice que debemos ir al Este. Al parecer hay carreteras transitables. Estoy segura que más de algún auto pasará y te podrá llevar a algún pueblo o la ciudad.—

—¿De verdad no irás conmigo?—A su lado tomó asiento Mina abrazando sus  propias piernas. Chae suspiró dejado a un lado el mapa extendido en sus piernas.

—No. Debo encontrar a mis hermanos. Pero te prometo que nos entregaremos a la policía y...—

—¿Que? No.—Dijo girándose a ella al oír lo que planeaba hacer—Tu no vas a ir a la cárcel después de todo esto.—Sus Manos tomó entre las suyas tomando por sorpresa a la coreana. Que bien se sentían sus suaves y tibias manos sobre las suyas. Ojalá se hubiesen conocido en otras circunstancias, pensó.—Sin ti yo ya estuviese muerta y eso lo sabrá mi padre. No voy a permitir que vayas presa. Tu no lo mereces, tus hermanos... ellos si...—Chae suspiró con pesadez.

—Los tres debemos pagar por igual por todo lo que te hicimos pasar todos estos días. Merezco ir a la cárcel al igual que ellos .—Mina negó con la cabeza a punto de llorar.

—No. Tu no...—

—Ven aquí.—Chae le dijo atrayéndola a su cuerpo para así envolverla entre sus brazos. Su aroma aspiró sobre su cuello.—No me importa ir presa si tú vas a estar bien. No te preocupes por mi.—Su rostro tomó entre sus dos manos y le sonrió con tristeza. Quería llorar, pero no podía, no debía en ese momento. Esta vez fue Mina quien la atrajo a su cuerpo y sobre su hombro lloró por un momento antes que Chae la despegara de su cuerpo.—Todo va a estar bien. ¿Si? Ya no llores, por favor.—Mina asintió con lágrimas en los ojos y es que temía por la vida de esa chica. No quería imaginar lo que iba a pasar si sus hermanos se enterasen de que la ayudó a escapar y salir del bosque. Preferiría que se fueran juntas por su seguridad, pero la otra no opinaba lo mismo.

—Bien. Es hora de irnos. Ayúdame a levantarme.—Dijo

—Está bien.—En medio de sollozos se puso de pie para luego ayudar a Chaeyoung a hacer lo mismo. Su billetera café le entregó junto al mapa que dobló para luego esparcir por el suelo las cenizas de la extinta fogata que las ayudó a mantenerse cálidas durante la madrugada.

—Te prometo que volverás con tu familia hoy mismo.—Chae le dijo tomando su rostro mientras repartía pequeñas caricias sobre su piel con los pulgares. Los ojos de Mina de Nuevo comenzaron a acumular lágrimas y sin contenerse la abrazó fuerte. Estaba aterrada y su corazón lloró angustiado en su interior, como si supiese algo que ellas no. Sentía una opresión fea en el pecho, pero se lo calló.

—Quiero que vengas conmigo.—De ella se separó tomando sus manos entre las suyas. Tenía un mal presentimiento desde la madrugada y a cada segundo se estaba agrandando más.

—No. Pero te prometo que me entregaré y colaboraré con la policía si no logro encontrar a mis hermanos.—

—No es eso. No quiero que vengas conmigo para entregarte a la policía. Quiero que vengas conmigo para que estés a salvo de ellos.—

—Soy cómplice Mina.—

—No. Tu me ayudaste. No voy a permitir que te acusen de nada.—

—Mina...—

—No voy a volver a la ciudad sin ti. Tus hermanos pueden hacerte daño y...—

—¡CON QUE AQUÍ ESTABAN LAS DOS!—De pronto la voz de Minho resonó por todas las paredes rocosas de la cueva cortando las palabras de Mina.

¡Eso era!

Eso era lo que tenía inquieto y angustiado al pobre corazón de Mina.

Desgraciadamente lo que más temían llegó.




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Mañana subo capítulo.

Buenas noches 🌙

🖤

La chica del broche Rojo (MICHAENG) PAUSADAWhere stories live. Discover now