15. Primera regla

Comincia dall'inizio
                                    

―Sí ―una sonrisa que no sé cómo describir curva los labios de Rebecca―, hoy aprenderás a atacar, general. O eso espero ―agrega de último momento.

Sé que debo continuar con mis entrenamientos, así que cedo.

―Está bien, iré a avisar a los soldados que nos quedamos, Carson, necesito que tú te cambies de ropa, pídele a Estefan que te ayude con eso, Rebecca te veo en cinco minutos aquí mismo.

―Claro, general ―dice Rebecca sin moverse.

Me pongo de pie y conmigo Carson.

―Line... ―me toma del brazo, yo lo miro secamente y retrocede―. Todo se hará como ha ordenado, general.

Le ofrezco una sonrisa rápida y camino hacia los soldados, Rebecca se aparta de mi paso y finalmente ella y Carson quedan a solas.

Conforme me voy acercando más y más a los soldados sus risas van parando, se van poniendo de pie y para cuando estoy frente a ellos ya están formados en filas.

―Soldados.

―General ―responden todos al unísono.

Supongo que esta escena debe ser algo bizarra: una niña de dieciséis años frente a un grupo de hombres y mujeres, entre los diecisiete y veinte años, dándoles órdenes. No creo que las cosas hayan sido de esta manera hace tres siglos, pero las condiciones a las que nos hemos tenido que enfrentar nos han obligado a madurar, lo queramos o no.

―El batallón se quedará aquí hasta el amanecer, antes de que el sol haya salido nosotros ya tendremos que estar en camino hacia nuestro destino. Nos mantendremos dentro del bosque, sé que iremos más lento aun, pero así no nos arriesgaremos a que nadie nos vea. No al menos hasta que sea hora. Por lo tanto ―continuo―, descansen, aliméntense y preparen todo para salir dentro de seis horas. ¿Entendido?

―Sí, general.

Asiento y ellos se dispersan nuevamente, reanudando sus pláticas, aprieto los puños y suspiro.

<< ¿Qué estás haciendo con tu vida, Edeline? ¿Si quiera sabes para qué haces todo esto? Y lo más importante ¿vale la pena? ¿Lo vale? >>


Rebecca y yo caminamos hacia el bosque, adéntranos un poco en él, necesitamos privacidad para esto. Ninguna de las dos hemos dicho palabra alguna, y el silencio inicia a hacerse incómodo.

―Rebecca, yo quería disculparme por...

―General ―me interrumpe―, no lo haga.

―Pero... ―no, yo no le ruego a nadie―. Está bien.

Nos detenemos en un tramo del bosque en el que parece despejado de árboles, estamos casi a medio kilómetro de distancia del campamento, Rebecca comienza a estirar los brazos y piernas para calentar, yo la imito y un par de minutos después me pongo en posición lista para comenzar, pero Rebecca me mira extrañada.

―Las reglas cambiarán hoy ―dice.

― ¿Cómo? ―pregunto sin dejar mi posición.

―Primera regla: Si te atacan en una pelea de verdad ―rodea mi cuerpo y por unos instantes la pierdo de vista― tú no estarás lista ―escucho sus palabras antes de sentir su codo clavarse en mis costillas, acto seguido me dobla las rodillas y me tira a la tierra, yo trato de recuperarme, me giro y apenas la veo cuando dirige su puño a mi rostro, yo levanto mi brazo y la detengo, rápido abro mis piernas y con ellas la envuelvo de la cadera jalándola hacia abajo, Rebecca cae de golpe conmigo sobre ella, la tomo de las muñecas y sin pensarlo más le suelto de una y le pego con el puño en la garganta, cierra los ojos cuando suelta un grito de dolor.

Sin alas © || [TERMINADA]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora