★ 𝙲 𝙰 𝙿 𝙸 𝚃 𝚄 𝙻 𝙾 𝙸𝙸𝙸 ★

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HARRY CLERK

oscuridad.

Toda mi vida he estado en la penumbra, cuidando, espiando, y cumpliendo mi promesa.

Cuidar de él.

Observó desde lejos la cabaña donde está Cristhiam, el junto al estanque corta nuevamente madera, no tiene camisa, su cuerpo ha crecido y su semblante es cada día más parecido al de mi hermano.

Rafael.

Enciendo un cigarro y mientras este se consume recuerdo el rostro de Elena.

Un suspiro de tristeza se escapa de mí, la extraño mucho, y siento que todo esto no hubiera pasado si yo no me hubiera enamorado.

Regla entre amos, no puedes tomar la sumisa de otro amo.

Ella era su sumisa, su concubina, en el día era mi amiga de entrenamiento, yo estaba junto a ella, cazando objetivos, riendo, incluso abrazándonos, incluso en alguna ocasión nos llegamos a besar, dejándonos llevar por nuestros corazones.

Pero de noche, su cuerpo le pertenecía a él, su alma, sus acciones, él era quien gobernaba en sus pensamientos.

En varía ocasiones observé desde lejos, en la oscura noche, como se tomaban sus cuerpos, como tenían sexo al aire libre, como aprovechaban cada momento para tener sexo y disfrutar de sus cuerpos y su cercanía.

Eso me dolía, me consumía, la ansiedad comenzó a crecer en mí.

Golpes.

Golpeaba una y otra vez un árbol, mis lágrimas caían, y mi dolor se mezclaba con satisfacción y liberación.

Por qué él, por qué no yo.

Poco a poco fui obsesionando más con ellos, claro que no siempre estaría ahí para ella, Rafael comenzó a jugar con las otras mujeres y Elena comenzó a alejarse de él y meterse conmigo, pensé que ése sería una oportunidad para mí, pero me equivoque, solo me utilizaba para darle celos, para que el sintiera el mismo dolor que ella.

Eso me partía el alma, pero me conformaba con pensar que ese amor falso podría ser real algún día, disfrutaba de sus caricias, de sus besos hasta de estar con ella, tenerla bajo mis sábanas confirmó lo que pensé.

Estaba perdidamente enamorado de ella.

Ese día después ella no me daba la cara, su rostro de vergüenza me hacía sentir mal, e intenté hablar con ella, pero en cambio me tuve que enfrentar a mi hermano.

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- ¿Por qué la persigues? - me encuentro a Rafael sin camisa y con cintas en lo puños, está haciendo mucho frío afuera así que él hace lo de siempre, por ar su resistencia al frío.

- ¿de qué hablas? - noto su expresión amanzánate.

-De ella, sabes muy bien que me pertenece- Él se acerca a mí y siento su cuerpo junto al mío, mi hermano es mayor que yo, pero nuestra estatura es similar.

-No te pertenece Rafael, ella es libre de escoger con quien estar, no está aquí para obedecerte, no está para someterse a tus antojos, tú tienes muchas mujeres que hacen eso por ti, déjala en paz a ella- hablo de manera cortante- insisto, aléjate, tu solo le haces daño a las mujeres.

El intenta golpearme, pero rápidamente esquivo su brazo, y me pongo en posición defensiva.

-Rompiste las reglas- Yo arrugo las cejas- No puedes meterte con la Sumisa de un hermano, ni cuando estos terminen.

SUBMISSIVE [ LIBRO 2 ]Where stories live. Discover now