"30"

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Bien, sí. Teóricamente, SooBin ya tenía el plan armado en mente. Tendría que ser fácil de ese modo, ¿No?

Sólo tenía que acercarse a YeonJun, hacerle confesar sus verdaderas intenciones, lavarle el cerebro, huir con vida y salvar la inexistente relación amorosa de uno de sus mejores amigos.

Simple.

Pero a la inversa.

—Ye-YeonJun Hyung. —llamó Bin. Pero su voz había sonado tan baja que no había esperanza para que el mayor lo escuchara.

¿Qué cómo SooBin había aceptado participar de aquel macabro plan?

Bueno... digamos que HueningKai tenía sus mañas.

Y volviendo con Bin.

El pelirosa, ahora ya con las raíces oscurecidas, estaba sentado como de costumbre bajo el árbol de reuniones, recostando la espalda contra el tronco y comiendo unas galletas de chocolate mientras que revisaba el celular de manera distraída. SooBin quería lanzarle algo para que lo notara, pues le daba demasiado miedo hablarle.

Y ni él sabía el porqué de eso.

Es decir, ¿Por qué le tendría miedo a YeonJun?

Bien, no. Pregunta equivocada.

¿Por qué no le tendría miedo a Choi YeonJun?

Eran amigos, sí, pero como últimamente habían tenido alguna que otra diferencia, a SooBin le daba cierto pavor acercarsele como si estuviesen de lo mejor en su relación.

Pero vamos. Él tenía que hacerlo. SooBin tenía que hablar con YeonJun a toda costa.

En nombre del TaeGyu.

—¡YeonJun Hyung! —exclamó, con voz firme y decidida. El azabache ya había dado unos cuantos pasos hacia su objetivo, determinado a cumplir con su misión cuando Yeon decidió alzar la mirada y observarlo con el entrecejo fruncido.

Ahí SooBin se paralizó, se asustó al ver el rostro tan serio y aquella mirada tan filosa que casi sin pensarlo, dió la vuelta sobre sus talones mientras que soltaba un chillido bajito e internamente una voz le gritaba de manera animaba; Jaja, se cancela todo.

—¡Alto ahí, Choi SooBin!

Oh, señor Jesús, ayuda.

En cámara lenta, Bin dio la vuelta sobre sus talones, viendo como su mayor se ponía de pie y tras haberse reincorporado, lo miraba con los brazos cruzados a la altura de su pecho.

Vio perfectamente como con un gesto de cabeza, Yeon le indicaba que se acercara, sin siquiera haber tenido la necesidad de cambiar aquel gesto molesto de su rostro.

—Vamos, ven aquí. —ordenó. Y de tanto que se asustó, los piecitos de SooBin se movieron solos y a torpes pasos y tropezones llegó hasta el mayor, luciendo más pálido de lo que debería de estar alguien que aún tenía sangre en su sistema.

Una vez que Bin llegó, bajó la cabeza y jugó con sus dedos, mientras que apretaba los labios con nerviosismo y los pequeños hoyuelos en sus mejillas se marcaban con rapidez.

—Ho-hola, hyung. —saludó, mirando de soslayo al pelirosa y queriendo desaparecer cuando lo vio rodar los ojos.

Yeon bufó.

—¿Por qué te comportas así? —inquirió, elevando una de sus cejas a modo de cuestionamiento.

SooBin olvidó como respirar.

—¿A-Así, cómo?

—Así. Justo como ahora —lo señaló—, parece como si me tuvieras miedo.

Hola, te amo. | C.BG + K.TH | OBRA CANCELADA Where stories live. Discover now