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Con BeomGyu estaba más que claro que las cosas iban chuecas. Era alguien de lo más bipolar así que cualquier cosa se podía esperar de él. Y honestamente, JungKook ya estaba teniendo demasiadas ganas de lanzarlo al río Han.

O en todo caso, lanzarse él.

Hace exactamente dos días había tratado nuevamente de convencerlo de que volviera a acercarse a TaeHyun, pero simplemente sus esfuerzos no daban resultados y eso comenzaba a estresar a Jeon.

Luego ya vería a Choi mirando desde lejos a TaeHyun con ojitos de perrito abandonado y suspirando con melancolía en cada esquina de cada lugar habitable. Que si leía un libro, se acordaba de Kang, que si comía algo, el platillo también le recordaba a Kang, que si dormía soñaba con él y que si no lo hacía, era porque pensaba en él.

¡Todo era TaeHyun! Y JungKook estaba a nada de arrastrar a su desesperante amigo hasta el menor y hacer que se besen a la fuerza ahí mismo.

O por las buenas o por las malas.

Y lo peor de todo es que BeomGyu no quería admitir que se moría de ganas de acercarse a TaeHyun de nuevo y gritarle en todos los idiomas que se sabía que le gustaba como nadie en el mundo.

—Que horror esto del amor. —suspiró Jeon, negando con la cabeza mientras iba caminando por los solitarios pasillos que conducían a la biblioteca.

No iba para ahí precisamente para estudiar. Pero le parecía el lugar indicado para ir y echarse a dormir unos cuantos minutos.

¿Que si se había escapado del salón de clases? Tss...

Obvio sí.

Cualquier cosa era mejor que tener a BeomGyu suspirando moribundo a su lado mientras que la maestra explicaba una clase interminable sobre el imperio Otomano.

JungKook agitó con su diestra de manera leve el pequeño envase de jugo que llevaba consigo. Quitó la bolsita que envolvía la pajilla y cuando la colocó en el huequito de la cajita, dispuesto a beber el contenido, escuchó una especie de grito de guerra que lo nombraba, asustándolo al punto de apretar con fuerza el juguito y hacer que el líquido saliera de manera veloz por la pajilla y que terminara en el suelo formando un pequeño charquito morado.

Jeon suspiró con fuerza tratando de calmarse.

Pero obviamente no lo logró.

—¡¿Por qué siempre me tienes que asustar cuando voy a tomar mi juguito, HueningKai?! —chilló, girando sobre sus talones de un solo y estando totalmente preparado para lanzarse a estrangular al menor, pero cuando terminó de darse la vuelta, quedó pasmado.

Pues HueningKai no venía solo.

—Ah, JungKook hyung. Es tan bueno verlo de vuelta. —sonrió espléndido Kamal, acercándose al mayor. Jeon se quedó petrificado viendo como a la par del chico iba también TaeHyun, y lo observaba de una manera bastante... peculiar.

—Yo... Ahm, bu-bueno-

—Ah, es una pena lo de su jugo, hyung —lo cortó Kai, haciendo un puchero—, es la segunda vez que pasa, ¿no?

JungKook pasó saliva con dificultad, siendo incapaz de escuchar al menor por estar más ocupado tratando de no entrar en pánico. Pues él se conocía demasiado bien, y sabía a la perfección que si estaba cerca de TaeHyun, era muy capaz de soltar alguna que otra información que supuestamente debería de mantenerse en secreto.

Y si abría la boca, BeomGyu iba a enterrarlo vivo.

—Sí, yo... Bueno, no hay problema. Des- uh... Descuida, ¿sí? —farfulló, haciendo una especie de mueca que él esperaba que se viese como una sonrisa— Pero ahora debo irme, yo... Uh... Te-tengo algo que hacer y...

JungKook retrocedió uno, dos y cuatro pasos, dio la vuelta sobre sus talones, más que preparado par huir, pero sus alarmas internas se encendieron al instante cuando sintió una mano tomarlo de la muñeca y frustrar su intento de evasión a la desesperada.

Mentalmente maldijo a Kai en todos los idiomas que conocía, pero cuando giró la cabeza para ver a quien lo había frenado, casi grita al notar que nada menos que el mismísimo TaeHyun quién lo había hecho.

—Hyung, hay algo de lo que me gustaría hablar con usted. —murmuró Kang, manteniendo el rostro serio, y siendo totalmente opuesto a HueningKai, quién a espaldas del menor, sonreía encantado.

JungKook casi se traga la lengua de tanto que se asustó. Y aunque le pareció ridículo, mentalmente le pidió socorro a BeomGyu.

Obviamente el desgraciado nunca llegó y a JungKook no le quedó de otra más que aceptar lo que los dos menores querían.

Y en momentos como esos era cuando Jeon odiaba enserio ser tan suceptible y manipulable.

















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Hola, te amo. | C.BG + K.TH | OBRA CANCELADA Where stories live. Discover now