Capítulo 25. •El Principio del Final•

56 21 0
                                    

Una sensación inesperada me estrujó el abdomen en cuanto retomé la conciencia; la abrasadora desolación se cernió sobre mí. Mis pulmones quedaron inundados por el flujo de aire fresco y con trabajo mis ojos enfocaron la casi ausente luz. Estaba despierto de vuelta en la habitación, con un sentimiento de pavor indescriptible queriendo detonar.
—¡Ella viene a por nosotros! ¡La Dama de Hierro! —comenté sudoroso implorando por una bocanada de aire. Las palabras salieron atropelladas provocando confusión en los rostros ajenos. Mi cuerpo se sentía pesado como una roca.
—No tenemos tiempo para explicaciones. Hemos sido advertidos, la Prodigio estuvo aquí. Confirmo lo que dice —expuso la gemela corroborando. Mostraba evidentes dudas sobre la decisión de exponer su cuerpo ante la mirada de todos— También fui testigo de la confesión. ¡Debemos irnos cuanto antes!

La mujer dio un paso al frente, retornando casi por inercia a las sombras al notar el peso de nuestro mirar. Su aspecto irreconocible y dañado dejaba atrás cualquier indicio de la mujer que había sido algún día.

Se venían momentos agravantes, que marcaba el principio del final. 
—No tenemos lugar a dónde ocultarnos —dije, observando enfurecido en dirección a los cómplices de Alicia— Para toda desgracia, el Lirio Blanco planea un ataque a la ciudad. El Mundo Bajo apoya su decisión.

Nuestra atención fue repentinamente atraída hacia el salón delantero. Cambiamos de escenario de forma vertiginosa, aguardando lo peor. Podía escuchar, ocultos en el eco del vacío, los apresurados pasos aproximarse por el angosto corredor, profesando una para nada ligera carrera.
Mc. Allistar, con instinto protector, se posicionó al frente, brindándonos una poco efectiva defensa mientras usaba su cuerpo de escudo. Nuestros planes habían cambiado de súbito, a partir de este punto solo improvisaríamos en la huida.

Un pequeño grupo, conformado por tres figuras cubiertas por extraños trajes negruzcos se adentraron en la habitación. Frenaron su marcha en cuanto notaron nuestra presencia amenazadora. Ocultaban sus rostros tras una puntiaguda máscara, aun así, imponían su presencia. Permanecieron en silencio mientras parecían analizarnos desde su mudez, fisgoneando con curiosidad escéptica los alrededores.
—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren de nosotros? —cuestionó Damián quebrando la aparente quietud.
—Nadie nos conoce, no obstante, nosotros sabemos todo de ustedes y su intento de plan de exponer la verdad sobre la Dama de Hierro y la Casa Regia. —uno de ellos expuso en su mano una especie de placa distintiva— A mi parecer, necesitarán toda la ayuda posible.
Mc. Allistar dejó caer el peso de sus hombros, luciendo sospechosamente relajado ante el imprevisto momento. Era su placa policial la que sostenían entre manos, dejada con anterioridad como garantía de una respuesta. El agente había renunciado a su profesión en cambio de la ayuda de los misteriosos seres. Nunca explicó cómo llegó a ellos.
—Están aquí para ayudarnos —dijo Mc sin darnos la cara.
—Así es —dijo uno de los desconocidos, girando con paso seguro en torno a nosotros, encerrándonos en su recorrido en un ajustado circulo. Su voz nada melodiosa contrastaba con su imagen— Debe ser bueno contar con el apoyo de un Prodigio de su lado.
—¿Qué sabes de los Prodigios? —Cuestioné alarmado.
—Conocemos todo, incluso lo inimaginable. Tendrás que conformarte con nuestra ayuda, sin preguntas de por medio.
—Necesitábamos llegar a ustedes, sin tiempo que perder. Hemos puesto todas nuestras apuestas en este momento —concluyó el primero dejando de dar pasos a nuestro alrededor— Se vendrán momentos difíciles y el destino es incierto, sin embargo, no tenemos otra opción mas que accionar ahora.
—En la ciudad han comenzado movimientos extraños, imperceptibles desde las sombras —continuó el segundo— tememos caer en evidencia. Por otra parte, La Casa Regia se encuentra desplegando, en este instante, sus agentes más letales en vuestra captura, sin intención de ensuciarse las manos. La Dama de Hierro sabe que están aquí.

InsomneTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang