capítulo 5

77 12 32
                                    

Esta primera semana ha sido algo extraña, bueno supongo que es algo normal en esta escuela, puesto que nadie en mi clase pareció extrañarse, para empezar todos en mi clase parecen haberme reconocido del trabajo. El martes venía corriendo con el maquillaje mal puesto y el cabello despeinado, me había quedado dormida, la noche anterior me había quedado despierta hasta tarde haciendo oficio en mi apartamento y escribiendo. Incluso la primera clase me quedé dormida. ¡Qué vergüenza! La profesora me despertó amablemente para mi suerte.

—Laura dime una cosa —preguntó la profesora al salir de la clase—. ¿Qué te quedaste haciendo anoche?

—Emm —balbuceé sin saber qué responder. ¿Por qué ahora me da tanta vergüenza admitir que me he quedado limpiando hasta tarde después del trabajo?

—¿El trabajo te está tratando muy mal? —preguntó haciéndome ruborizar un poco.

—No no, no es eso profesora, el ritmo del trabajo es el de siempre —respondí negando con la cabeza—. Estoy acostumbrada.

—¿Entonces qué pasó? —volvió a preguntar—. Perdón por la intromisión, se nos ha encargado que te apoyemos con lo que necesites. La verdad te veo muy desarreglada y he hablado con algunos de tus compañeros, dijeron que te ven el salón y que siempre estás pulcra y que ayer llegaste muy bien arreglada.

—Bien, la verdad es que estoy luchando con mantener limpio el departamento después del trabajo y ayer ya me dejaron algunas tareas, estoy escribiendo una novela y estoy luchando con mantener ese ritmo, falta de costumbre creo —respondí avergonzada de reconocerlo—. Me da pena decirlo en voz alta, me da pena también que mis compañeros me pudieran reconocer del trabajo, no sé por qué, la verdad siempre me enorgullezco de lo que hago.

—No te sientas mal, cuando las experiencias son nuevas suelen avergonzarnos... mira si necesitas descansar un rato dime, te puedo dejar dormir un rato. Con la condición de que no bajes las notas, claro está.

—No profesora, no gracias, prometo que esto no va a volver a suceder, no quiero tratos especiales —respondí pecando de orgullosa—. Muchas gracias.

—No necesitas demostrarle nada a nadie Laura, déjame ayudar—respondió la profesora seriamente.

—Si profesora, me tengo que demostrar a mí misma que puedo hacerlo —dije caminando hacia la puerta—. Si me disculpa debo ir al baño, no puedo ir de aquí para allá tan desaliñada, nos vemos luego.

Tomé mi bolso y salí del aula, por alguna razón ese tipo de ayudas me enojan mucho, no entiendo por qué, supongo que siento que están siendo condescendientes conmigo. Pero en algún momento si sigue así, voy a tener que ceder, tengo que hacerlo, pero cuando se me ofrece ayuda de esa manera se me enciende el orgullo y termino actuando impulsivamente.

Caminando hacia la cafetería, ya bien arreglada con el lazo de mi uniforme bien puesto, peinada y con el labial bien puesto, sentí que alguien me seguía sutilmente, como si quisiera hablar conmigo. Lastimosamente estoy acostumbrada a que la gente me siga por la noche, por suerte nunca me ha pasado nada. Esto era algo diferente, se notaba más bien que no encontraba cómo hablarme.

—¿Qué quieres? —dije suspirando—. Sé que me sigues, desde que salí del baño, habla —volví a decir ya molesta—. Te recomiendo que no me molestes, estoy teniendo un día de los demonios y no necesito más problemas.

—Lo siento, no quería molestar —era una niña bajita, llevaba lentes de pasta gruesa y el cabello castaño amarrado con un lazo—. Me preguntaba si querías merendar conmigo y las demás muchachas de nuestro grupo. ¿Eres Laura verdad? Siempre te veo en el salón de baile.

Laura(borrador)Where stories live. Discover now