"Sonríe, porque alguien te quiere en secreto.
Atentamente, la chica girasol".
Así suelen terminar las cartas enviadas de manera anónima por Marisol Romero, una joven florista caraqueña a la que le encanta pasar sus horas libres buscando la manera de...
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Segundo capítulo del día por si Wattpad no anunció. 🌻🌻🌻
—¿Ella? —Me separo de Marco un poco y busco su mirada exigiendo una respuesta—. ¿Quién es ella, y qué te dijo?
—¿Quién qué? —pregunta poniendo su mejor cara de inocencia.
Si no lo conociera, diría que es sincera es expresión.
—Marco, acabas de decir que ella tenia razón. Así que dime, ¿quién es ella y en qué tenía razón?
Poco a poco, el rostro de Marco se vuelve más y más rojo, algo que le ocurre con frecuencia, sobretodo cuando se pone nervioso... o enojado. Pero, estoy segura de que este no es el caso, así que hago sonar mi pie en el suelo para apresurarlo a hablar.
—Yo... este...—tartamuedea.
Afilo mi mirada levantando una ceja. Marco está mudo, no sé si de la impresión o de los nervios, por lo que me compadezco de él y cambio de estrategia.
—A ver, responde esto: ¿has estado hablando de mí con alguien?
Marco parece desinflarse al dejar salir el aire que tenía contenido y asiente.
El calor se instala en mi estómago cuando hace eso, pero continúo.
—¿Y... con quién has hablado? ,
Él cierra los ojos y apoya la cabeza en la pared.
—No entiendo por qué no quieres decirme, ¿es algo malo o qué?
—No es eso— dice aún con los ojos cerrados.
—¿Entonces qué es?
Marco se pasa ambas manos por la cara en un gesto desesperado y la verdad ya comienza a hacerme sentir mal, como si estuviera hurgando en la herida de alguien. Sin embargo, me parece algo tonto todo este drama solo por decirme con quién habló.
Me acerco a él y toco su brazo suavemente para reclamar su atención. Él abre un ojo y vuelve a cerrarlo, pero no pasa mucho tiempo para responder:
—Es que metí la pata, prometí que no diría nada y ahí voy, de salado a decirlo —resopla—. Y ahora una de las dos se va a molestar conmigo... si no es que no lo hacen las dos —dice mientras se deja caer por la pared hasta sentarse en el suelo.
—Hey... —Me acerco hasta el y aparto de su frente algunos mechones de cabello—. No me voy a molestar, te lo prometo.
Marco niega y vuelve a resoplar.
—No, te conozco, Marisol, sé que te vas a molestar.
—A decir verdad, me están molestando más las evasiones que me has dado —señalo lo obvio.
—Sí, lo sé. Es que estoy pensando.
—¿En qué? —pregunto sentándome a su lado.
Marco tiene la mirada perdida en algún punto del piso. La curiosidad está haciendo estragos en mi interior, pero no quiero presionarlo más. Lo conozco, sé que tarde o temprano me dirá.
