1. Las Chispas Vuelan

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La primera vez que se dio cuenta que lo que sentía por ella era más que pura amistad fue durante una convención de anime.

Fue idea de ella de ir juntos vestidos como los personajes de su video juego favorito, pero dejarse convencer fue su primer error: porque los personajes que podían hacer cosplay de eran poco populares. Era una pareja que le daba cringe a los fans, una NOTP para la mayoría debido a las circunstancias que hacían su relación controversial y cuestionable.

Starlight se detuvo para ajustar el sombrero de bruja sobre su cabeza, casi dándole un codazo al pecho de Sunburst, vestido con una armadura de plástico que pasó noches en vela pintando de negro y dorado, pero por suerte pudo evitarla mientras esperaban en línea para ir a comer. El vestido negro con rojo, parecido al traje de la protagonista en su primer mal final, le quedaba mejor de lo que esperaba. Incluso la peluca rubia parecía natural y Sunburst juraba que Starlight podía usar cualquier cosa, y se vería perfecta en ella.

Pero siempre ha sido así.

Starlight nunca tenía miedo de probar nuevas cosas, cayendo en ellas de manera tan natural que parecía que nació para ello. Eran completos opuestos en ese sentido. Sunburst siempre tenía dificultad para salir de su zona de comfort, en probar cosas que no eran para él. Como ahora que se sentía sofocado dentro de su cosplay, más consciente que nunca de todos los detalles que no pudo replicar o que hizo a medias. La peluca negra que usaba era incómoda, los lentes de contacto le picaban los ojos y la espada de plástico sobre su espalda se sentía más pesada con cada minuto que pasaba.

Sunburst estaba más que listo de quitarse su cosplay y caminar por centro de convenciones en sus boxers, pero todavía había cosas que hacer. Cosas que ambos querían ver y comprar, así que se abstuvo de desnudarse en el pasillo.

Suspirando, subió una mano inconscientemente para peinar su cabello, pero la bajó cuando recordó la peluca negra que ocultaba su cabello rojo revoltoso.

—¿Por qué se tardan tanto? ¡Me muero de hambre! —Sunburst se quejó, agarrando su estómago vacío en énfasis, y sonrió cuando Starlight puso los ojos en blanco.

—¿Por qué no me sorprende? Tu siempre piensas en comida, probablemente naciste queriendo comida.

—...¿No es eso lo que quieren los bebés al nacer?

Su risa resonó como un par de campanas, y su corazón se aceleró como de costumbre mientras peleaba por esconder sus ridículos sentimientos. Solo eran amigos. Los mejores amigos. Del tipo de amigos que no se enamoraban del otro, más bien del tipo que apoyaban al otro cuando estaban en una relación romántica con otra persona. Eso era lo que eran, y sentir cualquier tipo de afecto por Starlight fuera de esos parámetros era peligroso.

—Solo bebés que se llaman Sunburst.

—¿Y que era lo que querías cuando naciste? ¿Una habitación llena de cometas?

Volteó a verlo con una gran sonrisa—. Eso era exactamente lo que quería. Siempre fui una bebé práctica.

—Una bebé que no tenía bien sus prioridades ¿Sabes que los cometas no te van a alimentar verdad?

—Me llenan de diversión, que es más importante que la comida, —dijo Starlight en forma de broma.

—Eres rara ¿lo sabías?

—Gracias por notarlo, —se rio Starlight— pero prefiero ser rara a ser un quejumbroso a la hora de comer.

—No me quejo tanto.

Starlight se cruzó de brazos, alzando una ceja con escepticismo. Sunburst volteó hacia el pasillo y se rio de manera avergonzada antes de mirarla de nuevo—. Bueno. Si me quejo bastante. Pero solo porque me gusta la comida, soy un chico en crecimiento, así que no me culpes, Starlight.

La Única ExcepciónWhere stories live. Discover now