14. ¿Cómo estás?

15.3K 783 468
                                    

Da miedo lo que piense la gente sobre ti, por el qué dirán y sobretodo, porque te juzgarán. Y ese juicio no será gentil, no tendrán compasión, sino que te degradarán y lo que se haya estado rumoreando será tu fin o el principio de ello. 

Mi abuela siempre me decía que la familia era la única que no te miraba con envidia, que no te juzgaba. ¿Pero y si no es así? ¿Y sí estoy sola? 

Duele, porque sé que en el fondo no estoy sola, que lo tengo a él. Cuando estaba mal recurría a Dylan y me ha vuelto a pasar. Siento que sus brazos son mi pilar, que me sujetan frente a lo que me pueda pasar. Y me jode. Me jode porque no debería ser así, debería recurrir a mi prometido, a aquel que me sostuvo cuando caí pero que ahora me ancla y me ahoga.

- Sara, háblame. - susurra acariciándome pero soy incapaz de levantar la cabeza y sacarla de su cuello- Nena, contéstame por favor, no voy a responder de mis actos si no me contestas.

¿Debería decírselo? ¿Pero acaso ha sido tanto o solo lo estoy exagerando?  

- He discutido con Mario y he venido al hospital para despejarme.- digo y me separo un poco de él, con mucha fuerza de voluntad he de admitir. 

- ¿Y la mano? ¿ Por qué la tienes vendada? - pregunta bastante rígido, como si esperase lo peor. 

Mi mente va a dos mil por hora tratando de buscar una excusa que sea fiable y que no de sospechas. Bien Sara, vas a mentir a tu persona.

- He venido corriendo y me he dado con el volante del coche. No debería conducir en estas condiciones, lo sé, pero necesitaba salir- digo y me paso la mano por el pelo para intentar llamar la atención de otra manera. Inmediatamente noto cómo se relaja y su cara se destensa, se acerca a mí y me roza la espalda con la mano intentando darme cariño.

- Sara lleva cuidado joder- dice y me da un inesperado beso en la mejilla.- Hasta estando mal me la pones dura .

Ese comentario me hace soltar una carcajada, de esas que te alivian en momentos malos y te hacen penar como alguien puede ser tan mono neuronal. 

- ¿Eres idiota o te lo haces?- digo riéndome y dándole un codazo haciendo que él se ría también. 

Lo gracioso es que cuando mejor te lo estás pasando siempre hay algo oculto y en este caso, la mierda de vida que llevo actualmente es lo que ocurre. Un sonido suena de afuera y Dylan y yo nos disponemos a salir del cubículo. 

- Avísame cuando termines, esta noche te vienes conmigo amor- sonrío y asiento, dando la vuelta y dirigiéndome a mi despacho. 

El día transcurrió de forma rara, puesto que sentía que el tiempo pasaba lento pero a su vez los pensamientos de mi cabeza me distraían de la realidad en todo momento y me daban para pensar. Como desastre que soy y cómo mente pensante que suele hacer y decir gilipolleces, creo que por primera vez en mi vida, he tomado una decisión tan cavilada.

Lo voy a dejar. Con Mario, claro. 

Soy joven, con futuro y no tengo ganas de tener una suegra que me toque los cojones cada vez que la veo, porque como tenga que fingir otra puta sonrisa mi cabeza va a explotar. Además, el sexo no es tan bueno y sus fetiches me resultan bastante raros. Y lo más importante, no es Dylan. Joder, no lo quiero ni la mitad que puedo querer al muerto viviente que está dos plantas sobre mí. Llámenme romántica.

¿Lo malo? Que sé que yo apostaría por Dylan, pero no tengo tan claro que él quiera dejar su vida de soltero y empezar una conmigo, volver aferrarse a alguien, volver a querer a alguien como yo. 

Ya es por la tarde y se ha hecho de noche, odio el cambio de hora porque me hace sentir que el día se acaba muy rápido aunque saber que me voy con Dylan por ahí me provoca mariposas en la barriga, como una adolescente. 

Le mando un mensaje avisándole de que estoy bajando y justo me encuentro con un grupo de gente en la entrada. Una cara me es peculiar y me paro en el rellano, hasta que me doy cuenta de que es Lucas, un compañero de la universidad que vino de intercambio en segundo de carrera. Me acuerdo que siempre lo miraba y no por que fuera feo, sino porque tenía algo en la mirada y sus ojos verdes confirmaban el porqué de ello. 

Me acerco para saludarle y cuando menos me lo espero viene de camino hacia mí. Esta guapísimo y sus cuasi dos metros de altura le hacen ser notorio en la sala, además, de que todas lo están mirando. 

- Hola Sara- dice y me da un abrazo efusivo con el que yo respondo de la misma forma.

- !Cuánto tiempo! ¿Cómo estás?- pregunto mientras le sonrío y él me contesta que ha estado buscando plaza y que está de interino durante cuatro meses en este hospital como cirujano plástico.

- Pues a ver sí me haces una liposucción y de paso alguna ofertilla- digo de broma y me sonríe ladinamente.

- Estás guapísima así, pero yo te hago lo que quieras.

Me tenso brevemente porque no sé con qué intención lo ha dicho de manera que digo que me tengo que ir corriendo porque me están esperando con el coche abajo.

- ¿Entonces sigues con Mario? - pregunta porque él ya sabía que en la universidad nosotros dos teníamos algo. 

- Sí bueno, es difícil la situación últimamente, pero lo llevamos bien- digo y noto una mano en mi espalda. Volteo para darme la vuelta aunque siento que no es necesario, sé que es Dylan, lo conozco.

- Estabas tardando mucho y he venido a ver qué pasaba - dice y me mira cuestionándome quién es ese hombre.

-  Hola, soy Lucas y ¿tú?.



You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 24, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Déjate quererWhere stories live. Discover now