Capítulo 90

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第90章

Beitang Ao se quedó desconcertado por un momento, y se hizo a un lado sin comprender, viendo que estaba vomitando, y todo lo que vomitaba eran los restos de sopa y bilis amarga. Beitang Ao no pudo evitar sentir su corazón apretado y frunció ligeramente el ceño. Después de un largo rato, cuando Yan Feili por fin se calmó, se adelantó y le dio unas suaves palmaditas en la espalda, preguntándole: "Feili, ¿Por qué te sientes mal? ¿Por qué vomitas tanto?"

Yan Feili sacudió lentamente la cabeza, sintiéndose demasiado incómodo para hablar.

Beitang Ao le ayudó a levantarse y sintió que todo su cuerpo estaba débil y sus manos frías. Cuando le tomó el pulso, su respiración interna estaba realmente desordenada y dijo: "¿Qué está pasando? No te sientes bien y has insistido en irte sólo justo ahora. Si no te hubiera acompañado, ¿cómo planeabas salir de la ciudad en ese estado?"

Yan Feili recordó la forma en que sonreía hace un momento. Aunque estaba de pie en la esquina de la calle y sólo podía verlo de lejos, pudo ver que su sonrisa era fría y extremadamente bella, pero con una tenue dulzura, por lo que no pudo evitar sentir rabia, amargura y un inexplicable enfado en su corazón.

"¡Su Majestad, no hay necesidad de que me acompañe! Puedo volver solo, ¡gracias por tu preocupación!"

Beitang Ao escuchó que no lo llamaba 'Qianzhi' ni 'Maestro de Secta', sino que lo llamaba Su Majestad, con una voz era tan fría, que inmediatamente Beitang Ao un tremendo disgustó en su corazón. Frunció el ceño y dijo: "Feili, ¿por qué estás tan enojado? ¿Estás lesionado? ¿Por qué tu respiración interna es tan inestable?"

"No estoy enojado, y tampoco estoy herido."

"¿¡Por qué eres tan terco!? ¿¡No te dije que no tienes que ser terco delante de mí!?" Cuando Beitang Ao vio que no respondía, su corazón ardía de ira.

Se había emocionado y alegrado tanto al verlo, pensando en reunirse con él, pero Yan Feili parecía ansioso por deshacerse del él, volviendo apresuradamente a las afueras de la ciudad. Ahora era evidente que no se encontraba bien, pero seguía intentando ser valiente, y cuando le preguntaba, seguía respondiendo de manera superficial y deshonesta, como si se tratara de un extraño.

"¡Qué demonios te pasa! Si no me lo dices, te llevaré directamente al palacio y haré que el médico imperial te trate como es debido."

"¡No! ¡De ninguna manera!" Yan Feili objetó inmediatamente, pero no sabía cómo decírselo.

Beitang Ao lo malinterpretó, lo soltó, y dijo con rabia: "Si no quieres hablar de ello, olvídalo, resulta que me estaba entrometiendo en tus asuntos. Si no te preocupas por los problemas de tú propio cuerpo, entonces ¿por qué debería preocuparme yo?"

Yan Feili sabía que ya estaba molesto, pero seguía preocupado por su bienestar aunque digiera lo contrario. Sin embargo, el asunto era tan importante que realmente no tuvo el valor de decirlo, y además, ¿quién sabía cómo reaccionaría? Si reaccionará como en aquel entonces...

Yan Feili dudó, levantó la cabeza, lo vio mirándolo con una expresión condensada. Con un gran dolor en el corazón, estiró la mano y dijo: "Qianzhi, yo, yo..."

"¿No acabas de llamarme Su Majestad? ¿Por qué has vuelto a cambiar tu forma de dirigirte a mí de nuevo?"

"Yo no..." Yan Feili abrió la boca para explicar algo, pero hubo un repentino mareo frente a sus ojos, de repente todo se volvió negro y se desplomó lentamente.

Beitang Ao se sorprendió y lo abrazó apresuradamente. No era un hombre de buen carácter, estaba acostumbrado a estar en las alturas, cómo podía permitir que los demás le desobedecieran, especialmente Yan Feili. Pero en ese momento, al verlo desmayado en sus brazos, con el cuerpo frío y el rostro pálido, se dio cuenta de que su estado no era bueno, pero no sabía qué le pasaba. Se apresuró a recogerlo, saltó sobre una viga y volvió a casa a toda prisa.

Vínculos Rotos - 断情结Donde viven las historias. Descúbrelo ahora