Capítulo 17

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Callum

Viernes por la tarde.

La pequeña parte inferior de mi pierna izquierda, que era la única expuesta al sol, se sentía ya algo molesta, que incluso me daban ganas de masajearla un poco. Pero, por alguna razón, este pensamiento es el último que está ganando atención en mi cabeza.

Ya que ahora tengo otras y mejores cosas en las cuales ocupar mis pensamientos.

Su mano derecha se entrelaza con la mía, en una forma en la que puedo tener total contacto con ella. Su mentón ocupa todo el lugar de mi coronilla para descansar, lo cuál me pone muy feliz. Su corazón delatandose a si mismo por el contacto que tiene con mi espalda. Sus piernas aprisionandome tierna y dócilmente, como si no quisieran soltarme nunca. Mientras que su otra mano recorre mi mejilla, arrullandola y causando la sensación del toque y caricia de un pedazo de papel.

Por alguna razón, sus dos manos están en temperaturas diferentes, como todo su cuerpo. Pero aún así, parece que a ella no le molesta el como me encuentro en contacto con su cuerpo.

La brisa sopla, y mi cabello obstruye mi vista por unos segundos. Una hoja cae del árbol que está sobre mi, una hoja verde y demasiado colorida.

—Se asemeja a tus ojos— escucho un hilo de voz de su parte articular esa frase tan dulcemente, y me causa curiosidad que justo los dos hayamos estado viendo lo mismo.

Ajusto mi agarre a su mano un poco más, queriendo familiarizarme más que nunca con esas cuatro extremidades tan delgadas y suaves.

Me undo en su pecho un poco más viendo el paisaje. Niños jugando algo lejos de aquí, perros durmiendo, personas hablando, y otra pareja, disfrutando simplemente de su compañía como nosotros.

Suelto un suspiro pesado.

—Rayla... —le digo. Pareciera que su nombre sabe mejor en mi boca ahora.

—¿Si?

—¿No soy muy pesado?

Ella suelta una carcajada.

—No, ¿por qué lo preguntas?— me asegura.

—Simplemente lo intuí; todo mi peso esta recargado en tu pecho, y no sé si la corteza de ese árbol sea cómoda de almohada.

—Estoy bien— se arremete a decir, mientras separa su mentón de mi cabeza y pasa la mano que antes estaba en mi mejilla sobre mi frente jugando con mi cabello.

Mis ojos viajan por el paisaje otra vez, pero ahora por el que está mucho más lejos, siendo que así me alejo unos cuantos kilómetros de donde estoy ahora, centrándome en agudizar mi visión.

Pienso en un lugar, en mi y en mis ganas de visitarlo. Pero también pienso en Rayla, y se me ocurre una idea.

—Oye, Rayla...

—¿Mmmh?

—La Torre Tormenta está en Xadia, ¿cierto?

—Ah, si. Eso viene en todos los libros de historia —lo que dice la hace reprimir una risa.

—Y... ¿recuerdas lo que alguna vez me dijiste?

—Te dije muchas cosas, Callum— que me llame así la hace parecer enojada, pero no lo está.

—Pues tu alguna vez me dijiste que pensara en lugares para ir cuando sea mi turno de llevarte, y siento que ahora soy yo quien debe hacerlo. Además, tengo el lugar perfecto.

Alguien Para TiWo Geschichten leben. Entdecke jetzt