Capítulo 2

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Rayla

La campana suena indicando el inicio del receso.

Salgo de la última clase que he estado tomando, a la cual me fue un poco menos difícil poner atención. Ese chico en serio que pone en peligro mi estabilidad escolar, y al no estar en esa misma clase en la que estuve yo, me permitió desempeñarme mejor.

Me pongo a caminar por los pasillos viendo la gente que me "pasa" y me "rebasa". Intento buscar a aquel chico con la mirada, sin embargo, no puedo siquiera verlo de reojo.

Decido darme por vencida, al menos solo por esta ocasión, y dirigirme a la cafetería. Claudia ya debe estar esperándome.

Esta vez me es un poco menos difícil perder mi sentido de dirección... así como la noción del tiempo, la cordura y paciencia.

En un rato prolongado logro llegar a la cafetería, y me pongo a hacer lo de siempre: Tomo una bandeja con lo que voy a comer y me dirijo a sentarme. Apenas me volteo hacia las mesas de la cafetería puedo ver una mano enérgica, forrada  de negro agitandose.

—¡Rayla! Por acá— Claudia trata de no llamar la atención al llamarme. Sin embargo, varios estudiantes si voltearon a verme, a Claudia no, a mi. ¡Todo a mi! Supongo que piensan que a mi era a quien había llamado la chica de ojos verdes.

Y para acabarla, a Claudia se le ocurrió la grandiosa idea de sentarse al otro lado de la maldita cafetería.

"Muy lejos", me dije a mi misma.

Tendría que caminar hasta allá, igual, no era como que tenga muchas opciones. Mínimo Claudia no se sentó en el centro de todo ese desastre.

Empiezo a caminar rápidamente, queriendo parecer segura. Yo tenía la costumbre de siempre esconder todo bajo una mirada desafiante y seria. Como un: "Te metes conmigo, y te parto la cara". Siempre me había llegado a funcionar...

Y a veces a usarlo.

Trato de ignorar a todos los estudiantes que me miran: Unos con desaprobación, otros con burla y otros con miedo. Unos simplemente me están ignorando, y lo agradezco.

Ya falta muy poco para que pueda llegar con Claudia, así que me pongo a examinar un poco el donde se voy a sentar. No quiero que se vea mi forma de actuar al primer instante.

"...con mi hermano...", me había dicho Claudia hace un rato cuando me invito a sentarme con ella. Y, en efecto, en la misma mesa se encuentra un chico. Se ve bastante mayor, aunque no actúa como tal.

Rubio, de ojos azules y lleva puesto el uniforme de deportes de la escuela. A simple vista se puede ver su personalidad infantil. También, al verlo, me doy cuenta de que no se parece mucho a Claudia. Tal vez los rasgos eran los mismos, pero no concordaban muy bien el color de pelo, entre otras cosas.

Al llegar me siento rápidamente en frente de ambos. Apenas me acomodo en mi asiento Claudia empieza a hablar.

—Soren, Sor-oso, ella es de quien te hable. La invité a sentarse con nosotros hoy— dice Claudia bastante alegre.

—Hola...— me dice Soren.

—Hola— yo le digo tratando de sonreír.

—...Elfa— Soren completa de repente.

Me le quedó viéndo asombrada ante eso. "Pero que imbécil", me digo a mi misma.

—Humano— ahora le digo yo, con una sonrisa de verdad, aunque verdaderamente desafiante.

Soren suelta una pequeña risa acompañada de un soplido, para después decir:

—Me agrada— dice viendo a Claudia.

Alguien Para TiWhere stories live. Discover now