Capítulo 13

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Rayla

Lunes por la tarde.

Voy caminando hacia la escuela con un paso realmente lento, y el menos adecuado para la situación en la que estoy. Pues ya son las 7:00 pm.

Obviamente yo ya le había advertido a Callum que probablemente fuera a llegar muy tarde al baile. Así que, aunque me muero de ganas de verlo, no acelero nada la velocidad con la que camino.

Al caminar, examino las botas alargadas que me puse y recorro mi pantalón, asegurandome de que me lo arregle bien. Yo no iba a usar un vestido: Me sofocan, no me dan movimiento y son muy incómodos. Así que opté por usar algo con lo que destaque aún más.

Un traje verde azulado oscuro. Las botas negras me llegan un poco arriba de las rodillas. Y no porto el saco, solo el chaleco (pues esta algo estropeado), lo que deja ver mi camisa blanca, la cual no me moleste en planchar. Este traje no es nuevo, y no lo voy a usar más de cinco horas, eso lo puedo asegurar.

Aún así, sigo viendo la forma en la que me arregle. Pues no quiero parecer una chica desaliñada comparada con el joven castaño al que invite conmigo. Ya que podría jurar que él se arregló como el príncipe que es.

▪︎

—No tengo que ponerme— dice rascándose la cien, aparentemente pensando que opciones tiene en su clóset.

—Nunca creí que escucharía a un chico quejarse por algo como eso— lo que digo lo pone rojo.

—Bueno, si. Pero esto será muy importante— me voltea a ver y yo alzo una ceja— P-porque iré contigo.

—Debes tener un traje en tu casa que aún se vea decente. Puedes usar lo que quieras. A fin de cuentas, mi príncipe simpre se verá bien con lo que se ponga.

▪︎

Trato de ajustar un poco más el moño que hize con mi cabello al recordar esto. Pues en serio, por una vez, quiero verme bien. Aunque igual, no me lo estoy tomando tan en serio.

El cielo se va oscureciendo lentamente, dejando ver los últimos rayos del sol desbordarse por las nubes. Una pequeña ráfaga de viento me recorre la espalda con una sensación friolenta, y empiezo a arrepentirme un poco de haber dejado el saco en mi casa. Pero bueno, ya es muy tarde para regresar.

Empiezo a ver la escuela a lo lejos, y es aquí cuando ahora sí acelero el paso. Puedo ver como muchos otros estudiantes vinieron en autos muy lindos y todas esas cosas, pero no me importa. Apenas me paro en la acera, puedo escuchar la música del auditorio, que extrañamente se siente algo vaga y poco sonora, como no se supone que deba ser.

Entro rápidamente buscando con la mirada a alguien, sin embargo, no encuentro a nadie hasta que llego al auditorio. Claudia esta recargada en la puerta de afuera mirando su celular.

—Oh, Rayla. Estás aquí, que bien— me dice al tiempo que me saluda con un abrazo.

Lleva un vestido negro hasta la rodilla, y se cepillo el cabello. Mientras yo la observo, ella me observa a mi.

Alguien Para TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora