Capítulo 11

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Callum

Ella esta ahí, sentada frente a mí. No dice nada, solo mira el negro y profundo vacío. Yo la miro a ella, esperando que el sonido de su voz me diga algo. Ambos estamos aquí de nuevo, en la cornisa, solo que sentados.

Es algo incómodo, pero no lo suficiente para considerarse demasiado. Nuestras miradas, la mía y la de ella, están pérdidas en algún punto lejano entre si de todo el ambiente.

La volteo a ver, en el mismo instante en el que ella me mira. El contacto se rompe instantáneamente, y ambos nos sonrojamos dejando ver lo que sentimos.

—Me querías preguntar algo...— Rayla dice de repente.

—¿Qué?

—Me querías preguntar algo, ¿verdad?— inclina su rostro.

Cuando me ve, me doy cuenta de que lo sabe. Sabe que le quiero preguntar. No sé si sabe exactamente que es, pero algo es seguro, sabe sobre la duda que tengo.

—Amm, supongo que sí.

—Pues adelante, dime.

Pienso un segundo. Esto no es un truco, ¿cierto? No, de Rayla no. Pero, parece que ya me conoce tan bien que puede leerme como un libro. Decido aprovechar la oportunidad, no quiero parecer insolente, solo quiero saber de ella. Tal vez Rayla considera que ya me ha respondido esta pregunta, pero yo considero que aún no.

—¿Por qué haces esto?— le pregunto y me mira algo confundida— ¿Por qué me ayudas, por qué a mi? ¿Acaso sientes pena de que me quizé...?— ella levanta una mano, ordenandome que me detenga.

Mira hacia abajo otra vez, pareciendo buscar algo. Pero no hay nada, me vuelve a mirar y sonríe.

—Me preguntas por qué quiero hacer esto contigo— se detiene un segundo— Y no, no es porque estuvieras aquí arriba en la cornisa, como yo, aunque eso también forma parte del asunto. No es porque sienta esta extraña responsabilidad de vigilarte, aunque eso también forma parte del asunto. Sino porque se que vales la pena, porque te he visto sonreír. Una sonrisa de verdad, no esa sonrisa de mierda que ofreces siempre a todo el mundo y en la que tus ojos hacen una cosa mientras tu boca hace otra.

No tengo ninguna razón para no creerle, pero aún así, no me parece suficiente. Tomo aire para empezar a hablar nuevamente, pero ella se levanta, haciéndome callar incluso antes de empezar.

Me mira a los ojos por un segundo y acto seguido me toma de la mano. Me guía hacia, según yo, un pequeño poste de luz. Se detiene frente a él, me toma de los hombros y me pone a mi frente a él. En ese momento siento las lágrimas acudir a mis ojos.

—También, porque se lo que pasó— me susurra al oído, mientras yo me dispongo a leer:

"Conduzca con cuidado.
En memoria a Ezran..."

No sigo leyendo, porque solo me interesa él, su nombre. Tenerlo en mi mente un rato más, como hace unas horas. Levanto mi mano para tocar aquella nota. El acero donde está escrita es frío y liso.

Bajo mi mano al recordar que Rayla sigue atrás de mí. Así que me volteo para mirarla, la tristeza en sus ojos también es evidente.

—Entonces... ¿también lo sabías?— aparta la mirada avergonzada, tal vez piensa que no me gusta que lo sepa.

—Yo sólo... — empieza de repente— estaba preocupada, y decidí preguntar. ¿Tal vez hubiera sido mejor que no lo...?

Alguien Para TiHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin