Capítulo 7

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Mi madre entró interrumpiendo la charla entre Dylan y yo. Abrió la puerta de mi habitación y me miró directamente a mí.

—¿Qué ha pasado en el instituto? —preguntó seria.

—¿Qué ha pasado? —respondí, confundida.

—Gerard —dijo. Oh, claro, ya debe estar paranoica—. Cariño, quiero que tengas mucho cuidado, ¿sí?

—Claro, mamá, lo tendré.

—Está bien —suspiró y, acto seguido, miró a Dylan—. Tú también.

Solté una risita mirando al chico, sentado en mi cama, asintiendo con la cabeza mientras mi madre le pide que tenga cuidado por ahí.

Mamá por fin se marchó, dejándonos solos de nuevo. Dylan me miró a los ojos.

—Qué suerte.

—¿Suerte por qué?

—Se nota que tu madre te quiere mucho.

Bajé mi mirada, apenada. No sabía exactamente qué pasaba con los padres de Dylan, pero aún así mi corazón se encogía al verle de esta manera. Aquella vez que estuve comiendo con él, se podía ver su dolor tras su mirada, y ahora pasa lo mismo.

—Sí, lo hace —sonreí, y volví a mirarle—. A ti también te quiere, y eso que eres el de las malas notas, y ella lo sabe.

—¿Cómo sabes que me quiere? —soltó una risa amarga, incrédulo.

—Vamos, tonto, no me digas que no te has dado cuenta —rodé los ojos—. ¿En serio, Dylan? ¡Te ha pedido que tengas cuidado!

—Eso no significa nada...

—Claro que sí, estás en su casa y... No sé, solo lo noto.

Me miró con una sonrisa y yo solté una bocanada de aire mientras me acomodaba en mi silla.

Al día siguiente, me encontraba saliendo de la tercera clase del día. Ahora, teníamos el descanso. Cam no estaba, ya que no compartimos esta clase. Tampoco Dylan. Pero Blair sí.

Me levanté de mi asiento y me colgué la mochila a un hombro. Me acerqué a su sitio. Ella estaba recogiendo sus cosas.

—Hola —dije. Levantó su cabeza para mirarme.

—Lexi, hola.

—¿Qué haces?

—¿Por?

—No sé, por acompañarte.

Inclinó su cabeza, extrañada. Creo que le ha sorprendido el gesto de amabilidad que acabo de tener.

—Voy a la biblioteca, a buscar algún libro.

—¿Puedo ir contigo, entonces?

—Claro, vamos.

Caminamos hacia la puerta del aula y fuimos de camino hacia la biblioteca. Al entrar, noté como el silencio reinaba aquí dentro. Bueno, claro, es una biblioteca. Blair caminó adentrándose en unos pasillos y yo la seguí.

Se paró, observando los libros de una estantería, y yo hice lo mismo.

—¿Te gusta leer? —preguntó en un susurro.

—Me encanta —contesté, también en un susurro.

Ojeaba los libros mientras ella acariciaba los lomos, buscando uno que le gustara. Al dejar en su sitio el libro que tenía en mis manos, me percaté de que uno de mis libros favoritos estaba en la estantería.

—Dios mío —dije, mientras lo sacaba—. Perseguida por toda la ciudad... —acaricié su portada.

—¿Lo has leído? —Blair preguntó asombrada.

—Claro, es de mis libros favoritos.

—¡No puede ser! También es de mis favoritos.

La miré, para comprobar que estaba siendo sincera. Definitivamente sí, el brillo en sus ojos era fácil de ver. Me miraba con una sonrisa, la cual provocó que yo también sonriera.

—Eso es genial —dije.

—Sí... —sacudió su cabeza y me quitó el libro de las manos para acariciarlo también.

Tosí un poco, y parpadeé unas cuantas veces. Blair me miró.

—Creo que me voy a ir.

—¿Ah, sí?

—Sí, buscaré a Cameron —sonreí.

—Está bien, nos vemos luego —apretó sus labios en una fina línea mientras devolvía el libro a su sitio.

Salí de la biblioteca, en busca de Cameron.

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