Capítulo treinta y tres.

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Miguel de Cervantes—: “Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a amargas dificultades”.

Evangeline Daxton.

25 de septiembre del 2016.

—¡Happy Birthday to you! —canturrea mi familia mientras entran apretujados en mi habitación.

Sí, efectivamente es mi cumpleaños.

Bien, el punto es que mi familia me despierta un domingo a las 6 de la mañana porque quieren felicitarme temprano, lo cual es un poco fastidioso porque me gusta dormir un poco más, pero la intención es súper linda. Mi madre lleva un pequeño pastel azul cielo con pequeñas estrellitas doradas, y sonrío al verlo. Me cantan el cumpleaños y me hacen soplar una vela pidiendo un deseo.

Que sea un feliz cumpleaños.

Desayunamos juntos en una marea de risas y competencias de quien termina más rápido de comer. El pastel de mamá estaba delicioso, y prácticamente acabamos con él por completo. Me entra cierta nostalgia porque cada cumpleaños a esta hora de la mañana estábamos preparando nuestras cosas para irnos a la casa del lago, ya que es mi sitio favorito en el mundo. Pero entiendo que ya no nos pertenece, que alguien más es el dueño y que ahora tengo los recuerdos que viví en esa casa.

Para el almuerzo, llegan Elliot y Elise, trayendo un regalo cada uno. Sonrio y los abrazo a cada uno, agradeciendo su presencia. Primero abro el de la pequeña, y me asombro al ver unos aretes con una “E”.

—¡Son muy lindos, pequeña ave! —revuelvo su cabello.

Procedo a abrir el de Elliot, y es cuando más sorprendida quedo.

—¡Dios mio! ¡Es una primera edición firmada por Rick Riordan! —exclamo mirando el libro de Percy Jackson— ¡Esto es increíble!

Doy un montón de brinquitos y salto a abrazar a Elliot haciendo que él de varios pasos hacia atrás, buscando equilibrio. La discusión de hace unos días parece ahora un espejismo, como si nunca hubiera sucedido, y me alegra, porque ahora me siento más ligera al saber que él entiende lo que me ocurre.  Elliot es una buena persona, pero nadie es perfecto, y como yo, tiene defectos. Es la primera vez que discutimos y me tomó por sorpresa ver ese lado de su carácter, pero sé que Elliot sería incapaz de hacer que la historia se repita.

Nos sentamos a almorzar, con un bullicio.

—Evie, sabes que estás más vieja, ¿no? —comenta mi hermana Clara, como si nada— Y te pondrás fea y arrugada...

—¡Clara, respeta a tu hermana! —exclama mi madre, regañandola.

—¡BUENAS, FAMILIA! —grita alguien alegre, y yo me levanto porque es el mejor regalo que han podido darme.

Pensaba que no iba a poder ver a mi mellizo malvado, quien por su puesto está de cumpleaños, ya que estaba en un viaje de negocios. Corro y lo tiro al suelo, abrazándolo como si la vida dependiera de ello.

—¡Feliz cumpleaños, Cameron! —chillamos los dos, usando nuestro segundo nombre, el cual compartimos.

Estoy emocionada, y se lo hago saber mientras subo a buscar su regalo a mi habitación. Sé que va a amarlo, es único. Se lo entrego con una sonrisa, y me mira mientras lo abre. La incredulidad es visible en su expresión, y lo mira por todas partes para creerse que es real.

—¿Acaso me compraste un pase para conocer a 5SOS? —pregunta si creérselo.

—Así es, hermanito —sonrío orgullosa.

—Vas a amar mi regalo —corre hacia su auto y saca una caja grande.

Se acerca, y me la entrega. Cuando estoy sacando el pastel de chocolate que hay dentro, mueve su mano con rapidez y lo presiona contra mi rostro. Termino embarrada de chocolate por todas partes, pero esto no se queda así; tomo lo que quedó y lo persigo por toda la casa, escuchando como todos ríen y mi hermano se queja para que lo dejé en paz. Por su puesto, no lo alcanzo, por lo que me agoto y voy al baño a lavarme el rostro. Al salir, veo a mi hermano apoyado en la pared al otro lado del pasillo.

La Chica de la ventana hacia las estrellasWhere stories live. Discover now