Capítulo 29 parte II : Cain and Abel.

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Mierda

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Mierda.

Me habían encontrado.

— Tengo que salir de aquí. —me apresuró a decir haciéndole a un lado, aún sin despegar la mirada del cristal.

Sonreía tan cínica y abiertamente.

— Pero...

— ¿Hay puerta trasera? —me apresuró a manifestar volviendo la mirada hacia esta.

Al momento en que lo hago, mi rostro se ha desfigurado al observar su expresión. Parecía haber visto un fantasma.

Sus labios entreabiertos y su rostro asustadizo.

—¡Vas a desmayarte! -chilla horrorizada. —¡Estás jodidamente pálida!

Apreté los puños deseando contar con la paciencia antes de desviar la mirada al ventanal completamente atemorizada.

Seguía allí, solo que ahora ya no me observaba a mí.

Mirada a su izquierda fijamente y temí de ello.

No estaba solo y estaba cien por ciento segura de ello.

Nos estaban rodeando y si no, estaban planeando hacerlo.

— ¡¿Hay una Maldita salida si o no?! —escupo volviendo la mirada hacia esta.

— ¡Tras la cocina! La salida da hacia un callejón trasero donde se deposita la basura. —se apresura a decir alzando señalando la puerta que daba directo a la cocina.

— Gracias por haberme ayudado entonces, fue un gusto conocerte. —murmuró antes de dar media vuelta y aún teniendo el pie torcido, salir disparada en dirección contraria.

— ¡Espera! —chilla esta a mis espaldas, pero se le hizo demasiado tarde.

Ni siquiera me fije en la puertecita que daba al interior del mostrador, me alce y termine por deslizarme por encima de este quedando al otro lado de la barra y al instante correr hacia la puerta que daba a la cocina, empujarla y deslizarme hacia su interior.

Ignore mi pierna por completo concentrándome en lleno en el que si no me alejaba del lugar, posiblemente no saliese viva de lo que me esperaba.

Las palabras de André llegaron a mi cabeza en el momento en que me encontré a mi misma encontrando la salida que daba al callejón.

— Quédate donde estás justo ahora, no salgas y mantente cerca del teléfono en donde te comunicaste conmigo, y Joder escúchame bien, enciérrate bien hasta que yo y solo llegue a ti, voy a rastrearte.

Me detuve en seco por varios segundos antes de borrar la idea de mi cabeza a una velocidad impresionante.

— Lo siento, André. —susurró para mi misma sintiendo mi cuerpo arder antes de divisar la puerta al final de la pequeña cocina.

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