Especial 100k : Un regalo anticipado.

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Jamás creí llegar a este número a tal velocidad, gracias por leer, comentar, votar y hacerme reír con cada locura y comentario.🤍 no esta demás decir que sin ustedes no hubiese logrado tal cosa, así que este logro es tanto de ustedes como mío.
¡Son los mejores, prometo compensarles siempre!

Ahora disfruten de este capítulo especial ( no interfiere en la historia de ninguna manera, tampoco aporta a la trama. ) un regalo de mi parte.🍷
~ ~ ~

~ TU, YO, EL. ~

Observo la hamaca deslizarse de un lado al otro a causa de la leve brisa que le azotaba. Sujeta entre dos palmas a la deriva.

Estas cabañas eran mejores que el mismísimo hotel, joder.

Mi mirada se extiende hasta el estrellado y oscuro cielo. Iluminado por un millón de las mismas, parecía poder ver toda una galaxia frente a mis ojos.

El balcón estaba abierto, este guiaba a la extensa playa en la cual las olas chocaban entre sí de manera dura para luego volverse blanquecina espuma.

¿Podría encontrarme mejor que ahora?

Sujeto la sábana contra mis desnudos pechos mientras me mantengo de lado y apoyada sobre la cama con un codo sobre la misma y mi rostro en la palma de mi mano.

— ¿Qué acaso te parece más interesante aquel horizonte que el hombre desnudo que yace a tu lado, amor? —ronronean a mi lado.

Siento su mano posicionarse en mi cadera, deslizando por la curva de esta y llegando hasta la tibia sabana blanca que cubría mi cuerpo.

Sus dedos fríos me causaron escalofríos en cuanto hizo a un lado la fina tela blanca, tocando y acariciando mi piel.

— Tal vez —susurró con una sonrisa socarrona.

Me muerdo el labio inferior casi de manera inconsciente, sintiendo más allá de plena al encontrarme desnuda entre sábanas con el hombre perfecto.

Pero perfecto y adecuado tan solo para ello, el sexo.

Para el amor a lo mejor tendría que seguir buscando.

— Ven aquí... —gruñe, deslizando su mano por mi cintura y dándome media vuelta hasta quedar cara a cara.

Mi corazón palpita con dureza contra mi pecho en cuando aprecio la belleza cultural que la vida la había brindado.

Una mandíbula perfectamente perfilada, labios grandes y rigurosos, acompañados de un intenso color rojo.

Si elevaba la mirada, entonces podía encontrarme con el pasadizo directo a un cielo gris nocturno, muchas veces a un mar de agua cristalina.

Sus ojos eran el escape que cualquiera desease tener.

Y yo los tenía.

— ¿Te he dicho lo hermosa que eres? —ronronea viéndome de manera cálida desde su posición.

— No intentes hacerte el romántico —murmuró, deslizo mi mano por su desnudo pecho, deleitándome con lo marcado y trabajado que se sentía bajo mi delicado tacto.

— ¿Quién te ha dicho que me esfuerzo en lo más mínimo? Es algo natural de mi persona.

— ¿Cuándo dejarás el ego y la altanería? —me mofo, observando las intensas marcas que decoraban su cuello.

Horas antes todo había sido tan intenso...

Tan solo era echar un vistazo a lo destruida que se encontraba la habitación.

DESTRUCCIÓN +18Where stories live. Discover now