Capítulo 18 : Biblioteca.

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Dejo los libros necesarios sobre la mesa y echo un vistazo a la extensa lista que yacía a un lado de estos

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Dejo los libros necesarios sobre la mesa y echo un vistazo a la extensa lista que yacía a un lado de estos.

Tendría para entretenerme por un rato.

Me llevo las manos a la cabeza y masajeo mi cien, sintiendo como si esta estuviese palpitando con una sobrepasada fuerza.

Dolía.

Todo mi cuerpo dolía y no era por menos.

Habían pasado exactamente dos semanas desde nuestro viaje a Las Vegas y todo desde aquel punto para acá en pocas palabras había sido extraño.

Desde las confesiones hasta la leve distancia que estábamos poniendo el uno del otro.

Las cosas estaban calmadas y mentiría si dijese que lo prefería así. Deseaba volver a sentir la adrenalina que sentía cuando me encontraba junto a ellos.

El día siguiente al de la cena, desperté con la grata y extraña sorpresa de que Blaze se había ido. Tomó el primer vuelo a París y nos dejó allá sin siquiera una explicación y para ser sincera tampoco es que me quejase mucho, pero seguía pareciéndome extraño.

Mi madre siguió ocultándome lo obvio por lo cual tomé ligera distancia de ella, la amaba y por mucho que desease intervenir no lo haría, las consecuencias de sus acciones llegarían tarde o temprano y yo no iba a alterar aquello.

Lo que resto de los días fueron tranquilos y así hasta poner un pie en Miami, todos tomaron sus caminos en los cuales parecieron haberse fundido.

Apenas y mantenía breves conversaciones con André, y yo aún tenía que tener en cuanto que aún trabajaba para ellos.

Así que nuestras conversaciones no iban más allá de algo laboral, aunque todo dictaba ir bien, yo no lo sentía así.

Desearía saber que era de los demás hoy.

Tuerzo el gesto y doy media vuelta decidida a encontrar los tres libros que me faltaban para mi colección.

Era una simple amante a la lectura.

— Tienen que estar por aquí... —balbuceo dando pequeños pasos mientras extiendo la mirada por todos los estantes.

Tres más y me largaba a casa para vaguear lo que restaba del día.

El tiempo corrió paulatinamente en cuanto me adentré entre estantes, mi mirada corrió por todos lado hasta recaer en algo o más bien en alguien que logro acaparar toda mi atención.

— No puede ser cierto. —murmuró achicando los ojos en su dirección.

¿Sería la misma?

¡Joder claro que es la misma!

Me agacho levemente para poder verle entre literas, esta se encontraba parada justa enfrente de la sección de cocina.

Reconocía a aquella señora. Era la misma que había estado en el supermercado el día que me encontré con Odette.

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora