Capítulo 29 : El rey del juego.

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Aprieto el pedazo de tela contra mi pierna ejerciendo presión en la herida

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Aprieto el pedazo de tela contra mi pierna ejerciendo presión en la herida.

Me mordí la lengua sintiendo las contracciones y puntadas que se proporcionaba alrededor de la cortada.

La sangre a su vez fluía en un menor cantidad, pero el simple y desecho paño que protegía la herida la consumía a una velocidad preocupante.

Pronto tendría que cambiarlo.

— Como es esto posible. —murmuró para mi misma en un tono en el cual ni siquiera pude reconocer.

Estaba desastrosa.

Me era difícil ver el reflejo a través de los cristales y reconocerme.

Esta persona no era yo, era alguien más.

Respiro hondo antes de elevar la mirada hacia la extensa y larga calle repleta de gente.

Las miradas no cesaban, los murmullos o la manera en las que algunas personas se acercaban a mí para regalarme centavos antes de retirarse con miradas lastimeras.

Me sentí avergonzada de mi misma.

Estaba asquerosa.

El sudor se había adherido a mi piel como una segunda capa. Las manchas restantes de sangre en mi cuerpo y rostro que con mucha dificultad pude limpiar con el agua sucia que corría por las ceras.

Aun así, aquel fallido intento no hizo desaparecer lo demás.

Una vez salí de aquel oscuro callejón corrí o más bien me arrastré lo más lejos que fuese posible. Una larga calle que parecía no tener fin, tiendas a cada lado con una decoración de la antigua china.

Me vi sofocada y cuando mi pierna no lo aguanto más, caí desecha en la cera de un vacío y desolado local de comida.

Divise a lo lejos un trapo alrededor de la basura y no dude en arrastrarme hacia este y tomarlo para ejercer presión contra la herida y de esta manera el derrame de sangre fuese menor en cantidad.

Debía largarme de aquí, pero no sabía a donde mierdas ir.

Si nos encontrábamos en la ciudad o en un pueblo cercano eran datos desconocidos para mí.

Estaba sola y sabía que me estaban buscando.

Blaze no debió tardar mucho en volver y admirar aquel desastre. Estaba segura de que todo su equipo de mierda estaba avisado.

Sabían que yo no podía ir muy lejos, sin embargo, al menos podría intentar esconderme hasta que llegase la ayuda y para ello debería pedirla.

—Todo menos la policía... —balbuceo para mi misma clavando la mirada en el piso.

Apoyo las manos en la sucia cera antes de volver a respirar hondo tomando una larga bocanada de aire.

Puedo con esto.

DESTRUCCIÓN +18Where stories live. Discover now