Capítulo 13 : Despampanante pelirroja.

19.4K 1.3K 1.8K
                                    

Cinco días después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cinco días después.

— ¿Por qué tardan tanto? —se queja, André, bebiendo su tercer litro de jugo.

— No creo que este vestido resalté mucho mis atributos —me quejo, torciendo el gesto.

— ¡¿Te estás volviendo loca?! —chilla, Odette cómodamente recostada del mueble —Estás deslumbrante, mujer.

— No me quejo —balbuceo, torciendo el gesto.

— Para Madeleine ni un millón es suficiente —comenta, mamá desde la barra de la cocina dándole un sorbo al vino.

Le fulmino con la mirada y niego sin mucho más que agregar.

— No sé si a veces eres mi madre o mi enemiga. —me sincero, alborotando de manera ligera mi pelo.

Escucho a los chicos reír a mis espaldas, haciéndome esbozar una mínima y divertida sonrisa.

La semana había sido un completo torbellino, desde olvidar que los hermanos Miller seguían siendo prácticamente mis jefes, hasta desvelarme recordando a detalle mi conversación con Thomas y por igual su madre.

Largas horas trabajando y luego largas horas pensando, mi cuerpo y mente no tuvieron descanso.

Pero hoy era diferente.

Hoy era uno de esos días donde los nervios se encontraban a flor de piel. No sabías qué hacer o como actuar, sintiendo la impaciencia apoderarse de cada partícula de tu cuerpo esperando a por esa hora.

El viaje hacia Las Vegas se realizaría justo este fin de semana y hoy viernes los chicos y yo decidimos celebrarlo de la mejor manera.

¡Disco!

Pero no solo aquello formaba parte de mi emoción y nervios, una vez volviésemos de Las Vegas el cumpleaños de Thomas quedaría oficialmente a la vuelta de la esquina y los chicos ya tenían algo entre manos.

Todo parecía marchar tan bien que causaba espanto, pero las cosas nunca podían seguir un orden cuerdo.

— ¿Se puede saber si chocaron y cayeron contra un Barranco? —gruñe un alterado, André poniéndose en pie y observando por la ventana que daba a la calle —¿Qué tanto pueden tardar buscando a Gastón?

— Calma el culo, hombre —me mofó, deleitándome con el hermoso vestido rojo que envolvía mi silueta, antes de girarme hacia este —No deben tardar.

André enarca las cejas echándome un vistazo con un ojo clínico para luego terminar bufando.

— Tan solo hay una cosa que me mantiene cuerdo y aquí —sentencia, pasándose las manos por el rostro.

— Eh, que su madre sigue aquí —vocifera mamá, a mis espaldas haciéndonos estallar en carcajadas.

Niego y masajeo mi cuello con nerviosismo, buscando algo en lo que ocupar mis manos.

DESTRUCCIÓN +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora