"Quiero cortarte de mis sueños."
No había límite que se interpusiera entre él y yo.
Yo fui capaz de amarte y lo hice.
Fuiste capaz de destruirme y lo hiciste.
Una obsesión disfrazada de amor ante mis ojos.
- No de alguien como yo, se que hacer pa...
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Disfruto arder bajo los reflectores de luz o balancearme contra el chico a mis espaldas. Un ambiente de éxtasis y sin preocupación.
— A veces es bueno desvanecernos así sea en nuestras peores adicciones cuando lo monótono nos consume —murmura, André en mi oído a mis espaldas.
— No tienen por qué ser nuestras adicciones... —murmuró, tan cerca del mismo que pude sentir hasta la última gota de su ser erizarse contra mis espaldas.
— Algunos no tienen escapatoria de sus demonios, Madeleine —alega, por encima de la música y prefiriendo alejarse de mí.
Casi me hacía olvidar donde nos encontrábamos y en que situación.
Rodeada de personas y con los oídos a nada de un sangrado gracias al volumen de la música, ¡pero Ey! Prefiero esto que plantar el culo frente a un computador.
Contorneó el cuerpo hacia André y pongo los ojos en blanco, mirando a nuestro alrededor con un ojo clínico.
— ¿Dónde están los chicos? —inquiero, en un tono elevado.
Habíamos llegado hace al menos unos diez minutos atrás, pero la música, la adrenalina y el poco alcohol que consumimos tan solo acceder, nos detuvo por un largo rato en la pista, haciéndole caso omiso a las personas que pudiesen esperarnos.
— VIP —responde, acercándose levemente para así poder escucharle y al mismo tiempo señalando hacia el segundo piso de la discoteca donde la gente no abundaba en su mayoría.
Bufo y esbozó una sonrisa ladeada, antes de clavar la mirada en la de un divertido André.
— ¿Qué puedo esperar de personas que se limpian el culo en billetes? —chillo, con un tono burlesco, pero muy en el fondo de manera seria.
¿De verdad esperaba otra cosa de la copia masculina de las Kardashians?
Este ríe y niega mientras desliza su mano por la mía y entrelaza nuestros dedos.
Me muerdo el labio inferior recordando de muy mala gana que a pesar de que con él se sentía bien, Thomas simplemente podía explotar cualquier sensación y triplicarla.
El cosquilleo y vértigo estaba, pero necesitaba más.
Deseaba más.
— Venga, vamos arriba —murmura, guiándome tras él.
Me sujeto a este, esquivando a las personas a mi alrededor con destreza. Llegamos a las escaleras que daban a la zona VIP en cuestión de nada y en un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos arriba y aproximándonos a los chicos.
El área era espaciosa, contaba con una espléndida e iluminada barra.
Sofás, mesas, asientos y poca cantidad de personas disfrutando del ambiente.
