"Quiero cortarte de mis sueños."
No había límite que se interpusiera entre él y yo.
Yo fui capaz de amarte y lo hice.
Fuiste capaz de destruirme y lo hiciste.
Una obsesión disfrazada de amor ante mis ojos.
- No de alguien como yo, se que hacer pa...
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Hace tan solo pocas semanas celebrábamos los 100k y ahora estamos en los 200k. :,) ¡Es realmente una locura y todo gracias a ustedes! No tengo palabras por el apoyo que le han brindado a Destrucción y tampoco encuentro forma de agradecerles más que siempre esta ahí para ustedes y llevarles hacia nuevos mundos. Este especial es un poco diferente, NO SIGUE EL HILO DE LA HISTORIA Y TAMPOCO APORTA NADA. Tan solo es para disfrutarlo, un simple extra.🤍 ———
¿Por qué la calle brillaba?
— ¿Por qué la calle está decorada por colores? ¿De dónde salen? —cuestionó por lo bajo.
— ¿Tu pregunta no será el por qué nos encontramos acostados en medio de la calle? —cuestiona André a mi lado con la mirada fija en el estrellado y oscuro cielo morado.
Parecía tal cual una nebulosa en movimiento, no parecían nubes.
Desvío la mirada hacia este encontrándomelo acostado en el suelo en medio de la calle con la vista al frente y no solo él, yo también lo estaba.
Todos los estábamos.
¿Qué hacíamos allí?
Alejo mi vista de este deleitándome al ver como las calles y locales alrededor eran decorados por colores amarillos, verdes, rosados y azules.
Como si le enfocasen con un foco colorido, pero en este caso no había nada señalándoles. Solo brillaban.
— Deberíamos hacer esto más seguido. —opina Saúl quedando sentado sobre el duro pavimento.
— No me quejo. —opina Thomas llevándose el cigarro a los labios.
Frunzo el ceño y deslizo las manos por el raspado y duro pavimento quedando sentada sobre el mismo y extendiendo la mirada hacia todos.
¿Qué acaso acabábamos de salir de un mundo digno de Tim Burton?
— Ropa. —puntualiza Odette como si fuese lo más obvio mientras por igual queda sentada. —¿Se puede saber que te sucede?
— Si prefieres quitártela y andar desnuda tampoco es que me queje mucho. —opina Thomas encogiéndose de hombros.
Le observo asqueada y al mismo tiempo fulminante.
Pero como era digno de Thomas, termino por sonreír de lado y encogerse de hombros.
Mi cuerpo se encontraba envuelto en un vestido de época victoriana. Grande y con múltiples capas, un color marrón oscuro le adornaba y mis manos decoradas por guantes hasta los codos.
