Empezamos de cero

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I

Regina estaba de los nervios y Emma trataba de hacerla entrar en razón y que entendiera que si Rumple no había asesinado a Zelena no iba a matar a Robin, pero parecía no comprenderlo.

"Es que no es lo mismo" explicó la morena. "Convirtió a un hombre en caracol y lo pisó solo por hacerle un pequeño arañazo a Baelfire. Imagina lo que puede hacerle a Robin por maltratarme"

"Amor, calma" la tranquilizó Emma.

"Empiezo a pensar que quieres que le pase algo malo" resopló Regina.

"Claro que no, pero no puedo culpar a Rumple por estar enfadado" se excusó.

"¡Pero es que no era Robin!" exclamó Regina frustrada. "La maldición le obligó a hacerme eso, él no tiene porque ser mala persona"

"Regina tiene razón, cariño. Tenemos que detener a Rumple antes de que haga algo de lo que se arrepienta" intervino Snow, que había estado atenta a toda la conversación.

"Exacto, ¿sabes a dónde puede haber ido?" preguntó David mirando a la alcaldesa.

"Al bosque... si Robin es Robin Hood, entonces tendrá un campamento con sus hombres allí" supuso la reina.

"En ese caso no hay tiempo que perder" indicó David, cogiendo de la mano a su esposa.

"Esperad" soltó Regina. "No le hagáis daño" pidió con miedo.

"¿A Robin?" se sorprendió Emma.

"A Rumple" corrigió la morena. "Creo que... deberíamos encontrar a Belle. Ella le convencerá y no habrá que usar la fuerza" propuso.

"De acuerdo, pero si no hay otra nos enfrentaremos a él. David y yo iremos a buscar a Belle y llevaremos a Henry a la mansión" indicó Snow.

"Gracias, mamá" sonrió Emma y le lanzó desde la distancia su copia de las llaves de la casa.


II


Mientras Snow y David le cogían el relevo a Belle del cuidado de Henry, Rumple aparecía en una nube grisácea a las afueras de la ciudad. Su razonamiento había sido exactamente el mismo que el de Regina, si Robin Hood estaba escondido en algún lugar, era el bosque. Allí tendría el campamento de los Merry Men y ahora estarían todos alegres, celebrando la libertad con litros de cerveza. Pero él no iba a permitirlo, Robin no podía salir indemne de lo que había hecho, él no podía ser feliz mientras su hija era desdichada. La había tratado como si fuera basura, un objeto de su propiedad. La había castigado cuando desobedecía y la había convertido en una persona insegura y atemorizada. Eso no es algo que se le haga a una mujer y mucho menos a Regina Mills.

Cuando llegó observó a su alrededor, no veía a nadie, solo árboles y arbustos, todos iguales. ¿Cómo se guiaban esos hombres entre tanto verde? Ese bosque era un maldito laberinto, pero, por suerte, Rumple tenía el oído y el sentido de la orientación muy desarrollados. Prestó atención a todos los detalles hasta que escuchó unas sutiles risas a lo lejos. Estás acabado, ladrón.

Todos los hombres se pusieron alerta cuando vieron al Dark One pisar su campamento, con una sonrisa de medio lado enarbolada en la mandíbula. Robin, como líder autoproclamado de los Merry Men, dio un paso al frente.

"¿Qué hace aquí Mr. Gold? Si viene por nuestros negocios, comprenderá que con la maldición rota usted y yo no tenemos nada más que hablar"

"Tú... patético cabrón hijo de puta" contestó Rumple, estirando su brazo al frente.

Swan-Mills: El despertar [SwanQueen]Where stories live. Discover now