eighteen

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Cuando el timbre de la puerta sonó, quise levantarme de inmediato para abrirle la puerta a mi Honeybae, pero Changmin no me soltaba y Chanhee se adelantó solo para tomar la bolsa de nachos.

La puerta abierta dio paso a Jacob con un hoodie amarillo extra grande y unos pantalones negros algo ajustados.

Todo una abejita, pensé. Demasiado adorable.

—Hola, Honeybae —dijo Chanhee arrebatándole los nachos de las manos—. Gracias, moría de hambre.

Cuando ambos se acercaron y se sentaron en el suelo junto a Changmin y a mí, pellizqué a Chanhee en el brazo.

—¡Auch! —se quejó él dando un brinco para luego mirarme con el ceño fruncido— ¿Y eso por qué?

—Solo yo puedo decirle Honeybae a mi Honeybae —me crucé de brazos. Pude sentir la sonrisa pícara de Changmin en mi espalda.

—Ah, puedo llamarlo como quiera, él no se ha quejado —dijo para luego usar su arma mortal contra mí y golpear mi frente con sus dedos—. Y no vuelvas a faltarme el respeto, soy tu hyung.

—Ñiñiñiñi —me burlé rodando los ojos y sacándole la lengua, lo cual lo hizo enojar. Estuvo a punto de golpearme de nuevo, pero las manos de Jacob lo detuvieron.

—Ya dejen de pelear, pasemos el día sin discusiones. —dijo mi novio haciendo un puchero. Ahí estaba, usando sus encantos que debilitan a todo el mundo.

—Aw, Cobie defendiendo a su novio —canturreó Changmin abrazando mi brazo con fuerza—. Ojalá a mí me defendieran de esa forma.

—Ojalá a mí me valoraran como pareja —suspiró en un susurro Chanhee. Lo miré confundido pero no tuve tiempo de preguntar nada, él se levantó del suelo y comenzó a caminar hacia la cocina—. Iré a ayudar a Jaehyun hyung.

—¿Qué le sucede? De repente su humor cambió —pregunté a Changmin, quien se encogió de hombros.

—Ya sabes, es muy temperamental y se molesta por todo —dijo con tono molesto y también se levantó para seguir a Chanhee.

Miré a Jacob y él también me miraba de la misma forma. Ambos estábamos confundidos por el incómodo ambiente que aquellos dos habían creado.

Jacob gateó hasta situarse a mi lado y sonrió ampliamente, haciendo que sus brillantes ojos desaparecieran en líneas finas.

¡Jacob Bae, deja de acelerar mi corazón de esta manera!

—No he hecho nada, solo sonreí —dijo él de la nada.

¿Qué?

—¿Qué?

Cuando lo miré aturdido y él se rió a carcajadas logré entenderlo.

Kevin, eres muy idiota.

—¿He vuelto a hablar en voz alta?

—¡Bingo! —exclamó él. Sentí como mis mejillas se volvían rojas y calientes y en ese momento Jacob me abrazó cálidamente.

—Siempre estás caliente —suspiré rodeando su cuello con mis brazos y acurrucándome contra su pecho.

—¿Q-qué? Y-yo n-no... Solo quería abrazarte, no intentaba n-nada más.

Me separé un poco para mirarlo. Él se encontraba ahora igual de sonrojado e incluso más que yo. Me reí con fuerza apoyándome en su hombro con una mano y sosteniendo mi estómago con la otra.

—¿Qué es tan gracioso? —refunfuñó.

—Me refería a tu temperatura corporal, tu cuerpo siempre es muy cálido. ¿Realmente soy yo el precoz?

—¡Yah! —se quejó zarandeando mi hombro derecho—. Es culpa tuya, me acostumbré a tu mente pervertida.

—No me culpes como excusa, Honeybae. Ya demostraste que no eres tan inocente como intentas aparentar —me burlé rozando su nariz con la mía en un beso de esquimal—. Pero sigues siendo un bebé que huele a bebé y actúa como bebé.

—Ya dijimos nuestro rol, tú eres el bebé aquí. Te protegeré de todo y podrás abrazarme cuando tengas miedo en las noches de los fantasmas.

—Honeybae —lo llamé, al mismo tiempo que él situaba sus manos sobre las mías y las acariciaba como si fueran lo más frágil y suave del universo. También aprovechó para oler mi cabello, cosa que se le había hecho costumbre. Segun él porque olía a chocolate y almendras. Le di el nombre de la marca de champú que usaba, pero él seguía prefiriendo oler mi cabello.

—¿Uhm? —murmuró, sus ojos cerrados como disfrutando del aroma de mi champú.

—Tú eres el que le teme a los fantasmas —sonreí cuando se avergonzó—, pero sé que si vemos un fantasma me protegerás incluso si estás muriendo de miedo por dentro.

—Dalo por hecho, nunca dejaría que corrieras peligro.

—Si sigues siendo tan lindo, tendré que pedirte un beso como impuesto por coquetearme de esta forma ilegalmente.

Él rió y yo solo sonreí cuando escuché su risa. ¿Cómo este chico logró hacerme caer como un tonto enamorado tan fácilmente? Era escuchar su risa y querer besar toda su cara, comer nachos hasta explotar y ver las estrellas desde la casa del árbol hasta que Sangyeon hyung y Jae hyung nos fueran a buscar enojados por escaparnos de casa.

Eso me hizo pensar en esas cosas especiales que compartíamos, esas cosas que eran exclusivamente entre nosostros dos y sería una traición si las hicieramos con otras personas. Algo que era nuestro, que no tenía sentido compartir con nadie más.

—Honeybae.

—Dime, MoonMoon.

—Si algun día te alejaras de mí, no podría seguir comiendo nachos, ni cocinar cinnamon rolls, ni ver las estrellas en la casa del árbol —dije sonriéndole con tristeza por el solo pensamiento de que Jacob desapareciera de mi vida—. ¿Y cómo no voy a poder ver las estrellas si siempre miro al cielo? Sería cruel, sería como no poder respirar si no estuvieras. Y si no respiro, entonces moriría. No puedes alejarte nunca de mí, Honeybae.

Él me miró sin decir nada por un largo tiempo. No pude descifrar ninguna expresión en su rostro, no sabía si estaba pensando en lo triste que sería alejarnos o en lo cursi que yo había sonado. Pero me calmé cuando soltó un risita suave y desordenó mi cabello.

Besó muy superficialmente mis labios y se levantó del suelo, tendiéndome una mano para ayudarme a levantarme también.

—No tienes que preocuparte por eso porque no me alejaré de ti. Estaré a tu lado.

Mi corazón se sintió lleno de destellos de luz.

—¿Nunca te irás de mi lado?

—Nunca.

No había sentido este sentimiento de felicidad desde la última vez que mamá y yo habíamos preparado bollitos de naranja.

—¿Lo prometes? —susurré acercándome más a él, rodeando suavemente su torso con mis brazos, dejando que el conocido calor de su cuerpo me reconfortara.

—Lo prometo —susurró de igual manera, devolviéndome el abrazo con la misma delicadeza y acariciando mi nuca.

Me sentía en paz con él cerca, me sentía seguro con Honeybae mi lado. Mi dulce novio.

Mi Honeybae.

𝒕𝒉𝒆 𝒃𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒙𝒕 𝒅𝒐𝒐𝒓 | moonbaeWhere stories live. Discover now