nine

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—¿Llevas abrigo? —preguntó mi hermano.

—Sí.

—Asegúrate de comer bien.

—Sí.

—Sé respetuoso.

—Sí.

—¿Llevas todo?

—Sí.

—Y no llegues tarde a casa, te quiero aquí a las ocho y media.

—Sí.

Mi hermano suspiró y me miró con el ceño fruncido, yo solo me encogí de hombros.

—¿Vas a responder que sí a todo?

—¿Vas a dejar de tratarme como si tuviera cinco años? —lo miré con indignación—. Estaré bien, Jae. Solo voy a un refugio de animales, los Bae cuidarán bien de mí.

—Está bien —se rindió al fin. Se acercó y rodeó mi cuerpo con sus brazos, abrazándome con fuerza, demasiada diría yo—. Te quiero, llámame cada hora para estar tranquilo.

—Lo haré —le sonreí devolviéndole el abrazo—. También te quiero.

Después de lograr escapar de los brazos de mi hermano, caminé hacia la puerta y me despedí de él con la mano una última vez antes de desaparecer por la puerta.

No me hizo falta tocar la puerta de los Bae, Jacob se encontraba esperándome fuera, sentado en el porche de su casa con una sonrisa de oreja a oreja y sus ojos convertidos en líneas.

—Hola, Honeybae. —lo saludé sentándome a su lado.

—Hola, MoonMoon —me saludó él, abrazándome. Mi corazón no debió acelerarse por eso, pero lo hizo. Tuve que separarme de Jacob si no quería tener un paro cardíaco, él solo sonrió—. ¿Estás listo para tener una mascota?

—Eso creo. ¿Y tus padres?

—Oh, sí, quería hablarte de eso —dijo poniéndose de pie y extendiéndome una mano para ayudarme a levantarme—. Mi padre no podrá venir porque debe hacer horas extras en el trabajo, y mamá quiso quedarse en casa para terminar su cuadro.

—¿Tu madre es artista? —pregunté asombrado. Sabía que su padre trabaja en una multinacional importante, pero nunca me había hablado del trabajo de su madre. Sigo sin entender cómo es que Jacob, teniendo una madre artista y un padre empresario pudo acabar en un vecindario tan mediocre como este.

—Algo así. Entremos, mamá quiere conocerte.

Pude haber entrado en pánico, pero ni me dio tiempo a reaccionar cuando Jacob ya estaba tomando mi mano y entrando a su casa. No es que sea una persona completamente asocial, pero suelo entrar en pánico cuando conozco a personas nuevas mayores que yo. ¿Y si no les agradaba? ¿Y si pensaban que era un mal ejemplo para su hijo? ¿Y si me prohibían ver a Jacob de nuevo?

—¿Kevin? —Jacob llamó mi atención, mirándome divertido—. Sueles despistarte mucho, ¿qué tanto piensas?

—N-nada.

Jacob no siguió hablando y me llevó hasta lo que sería la cocina de su casa. Nunca había ido a su casa, a pesar de ya haber pasado unas pocas semanas desde que éramos amigos. Simplemente no hubo la oportunidad. Hasta ahora.

Me encontraba allí, sin saber qué decir, frente a la madre de Jacob. Ella era tan joven y bonita, sonreía y sus ojos desaparecían en líneas al igual que los de Jacob. Eran como dos gotas de agua.

—Mamá, él es Kevin. —habló Jacob, devolviéndome a la realidad.

—H-hola, señora Bae. —dije con voz temblorosa, inclinándome en forma de saludo, quizás demasiado inclinado, pero estaba nervioso.

—Es tímido. —aclaró Jacob, mirándome. Apretó el agarre de nuestras manos, tomé eso como un intento de tranquilizarme.

—¿Él es el famoso Kevin del que tanto has hablado desde que nos mudamos? —exclamó ella con voz dulce, mirando de forma extraña a su hijo, quién se había sonrojado.

¿Por qué se había sonrojado? Esperen, ¿Jacob hablaba de mí a su familia? Ahora el que comenzaba a sonrojarse era yo de solo imaginar a Jacob hablando sobre mí.

—Encantada de conocerte, Kevin. Mi nombre es Sunhee, no es necesario que me digas señora Bae —rio. ¡Wow! Reía exactamente igual que Jacob—. Cobie tenía razón, eres muy guapo.

—¡Mamá! —protestó Jacob. No pude evitar reírme al ver su rostro completamente rojo y avergonzado.

—¿Qué? Nunca dijiste que tenía que mantenerlo en secreto. —bromeó ella.

—Nos iremos a la sala de estar para esperar a Sangyeon hyung.

Y con eso me arrastró de nuevo con él hasta llegar a una enorme habitación. Ambos nos sentamos en uno de los sofás y él me miró apenado.

—Lo siento por eso, a mamá le gusta avergonzarme.

—No importa, HoneyBae. Tu mamá es muy agradable, ¡sois muy parecidos! —exclamé dramatizando un poco para hacerlo reír.

—Sí, todos lo dicen. En cambio mi hermano es muy parecido a mi papá.

Asentí sin saber qué más decir. Todo quedó en un incómodo silencio. Pude darme cuenta de que aun seguíamos teniendo las manos entrelazadas. No me alejé porque no quería que Jacob pensara que su tacto me incomodaba, realmente no lo hice porque no quería soltar su mano.

—Te extrañé —hablo él de repente. No esperaba escuchar aquello, tampoco esperaba la mirada que me dio. Miró nuestras manos y las separó. Me sentí un poco triste cuando hizo aquello—. Lo siento, quizás esto te resultó un poco incómodo.

—N-no te p-preocupes, Jacob. —intenté hablar.

—HoneyBae.

—¿Qué?

—No me digas Jacob —dijo mirándome fijamente, no estaba sonriendo—, dime HoneyBae. Siempre dime HoneyBae.

—También te extrañé —dije sin siquiera pensarlo. Sentía que también debía decirlo, quería decirlo—. Ha sido una semana sin vernos en persona.

De lo que no me percaté fue de mi mano de vuelta sobre la suya, cuando quise quitarla él lo impidió, quedando así mi mano atrapada en la suya.

—Esa semana se sintió como un mes. Realmente quería verte. —hizo un puchero de lo más adorable.

—Perdón por eso —me disculpé—. Dale un tiempo a Jaehyun, es bastante desconfiado. Tuvimos suerte de que me permitiera ir contigo al refugio.

—Hablando del refugio. ¿Le preguntaste si podían adoptar un gato?

—Uhm... no —dije dejando escapar una risa nerviosa—. Si lo hacía, seguro no me iba a dejar venir, dejaré que sea una sorpresa para él. No podrá rechazar a mi nueva mascota si ya la he adoptado.

—Cualquier cosa, si no quiere al gato, yo puedo tenerlo en casa. Seguirá siendo tuyo, y podrás verlo cuando quieras. —sonrió. Intenté no perderme en su mirada, lo cual era  casi imposible si sus ojos siempre brillaban de esa manera tan adorable.

Fue entonces cuando Jacob movió nuestras manos para entrelazar nuestros dedos, justo cuando su hermano apareció por la puerta, aunque eso no fue impedimento para que nuestras manos siguieran unidas.

—Hola, Kevin. —dijo con una pequeña sonrisa.

—Hola, hyung. —saludé enérgicamente. Sangyeon era muy agradable, aun si no solía hablar mucho.

—¿Nos vamos, chicos?

Ambos asentimos y nos levantamos del sofá. Esta vez separamos nuestras manos, pero Jacob pasó un brazo por mis hombros y nos dirigimos hacia el auto de Sangyeon. No mentiré, mi corazón volvió a hacer de las suyas al sentir a Jacob tan cerca de mí.

Ya cálmate, Kevin. Solo es Jacob siendo cariñoso como lo es siempre, es su personalidad. No te sientas importante.

Tampoco es como si me gustara Jacob.

𝒕𝒉𝒆 𝒃𝒐𝒚 𝒏𝒆𝒙𝒕 𝒅𝒐𝒐𝒓 | moonbaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora