Melania era una corredora callejera. A menudo, la policía casi la atrapa, pero las calles pagaban las facturas.
Tenía conexiones. Le debía a su amigo un favor que terminó en Melania siendo capturada por el Soldado de Invierno y aterrizó en el radar...
Cuando los ojos dorados se abrieron, una mirada se dirigió a los agentes frente a ella mientras la levantaban, interrumpiendo la corta siesta que estaba tomando.
No era como si estuviera teniendo el sueño de su vida, por supuesto, pero no daba por sentado las cinco horas que normalmente dormía de ninguna manera.
Y, por supuesto, iba a ser uno de esos días. Lo intentaron y la harían lucir un poco más presentable sin realmente dar la idea de que alguien iba a ver su rostro.
Se le dio una falsa sensación de seguridad y humildad. Le lavarían el pelo, si era demasiado largo, se lo recortaba hasta el cuello antes de dejarla bañarse, pero eso no cambiaba el hecho de que todavía se sentía sucia con o sin ducha. El horror de algunas de las cosas que había hecho todavía se le pegaba a la piel.
"¿Cuánto tiempo ha pasado?", Preguntó mientras caminaba por uno de los pasillos con los agentes que la rodeaban, estremeciéndose ante lo ronca y extraña que sonaba su voz. En este punto, las paredes grises, oscuras y lúgubres se transformaron en algo. de un falso lujo.
No se sorprendió cuando ninguno de ellos le respondió, pero no reprimió su ira hacia ellos en absoluto.
Se encontró en una neblina con las temperaturas criogénicas en las que la tenían. No estaba dormida, sino congelada mientras estaba despierta. Pasarían días, semanas o meses y ella ni siquiera podría decirlo.
Vestida con un poco más de capas la puso en un estado vulnerable. La hacía sentir cálida y cansada, y menos alerta que cuando estaba en temperaturas gélidas
Un ciclo de trucos que la seguían atando, pero interrumpiéndola cada vez que estaba tan cerca.
Por supuesto, esa no fue la única razón por la que la mantuvieron aquí, ella tenía más uso. Para preservar la cordura que aún le quedaba para mantenerla bajo control, sino para controlar una bestia sobre la que originalmente no tenían control.
Ella fue sacada de sus pensamientos cuando las puertas de su 'habitación' se abrieron. Incluso desde la puerta, estaba a unos centímetros de ella, podía sentir la tranquilidad que irradiaba, el olor a aceites esenciales en el aire.
Le dieron un empujón hacia adelante, haciéndola dispararles dagas, pero entraron de todos modos, incluso estremeciéndose cuando las puertas se cerraron detrás de ella. No eran como las puertas de metal de la celda en la que estaba, sino puertas de madera por las que podía escapar fácilmente, pero sabían que no lo haría.
Los ojos recorrieron la habitación. Lo cambiaron cada vez. ¿Fue porque no querían que ella estuviera familiarizada con él? Aún así, mantuvieron el mismo asiento de cuero rojizo en el centro junto a una mesita de noche.
