Cap 9

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En unos días vendría la trabajadora social para su última visita y en unas semanas todos viajarían hacia España y luego Japón, estarían un tiempo fuera de Rusia y Yuuri quería vestir a su pequeño con la mejor ropa que encontrarán.

Mientras Yuuri buscaba algunas cosas bonitas por las mejores tiendas de ropa sus padres y hermana habían decidido tomar un pequeño paseo por las orillas Del Mar para después visitar algunos destinos turísticos como serían "the state hermitage museum" o "gran peterhof palace". No todos los años viajaban a Rusia con su pequeño nieto.

Nada fuera de lo normal, el japonés vestía sus pantalones negros entubados los cuales resaltaban sus bien trabajadas piernas y una sudadera larga la cual llegaba más abajo de su cadera color azul fuerte, debajo una camisa blanca la cual se había atrevido a usar gracias a que no cuidaría a Yuri ese día y nada podría ensuciarla, ahora elegía pequeños conjuntos y mayormente mamelucos que pudiera combinar con algunas ropas que igual compraba para su esposo. El precio no era problema aunque a Yuuri le gustaba economizar en lo mayor posible, salió de la tienda con muchas bolsas encima y se dispuso a salir del lugar, el traía el lujoso aunque pequeño auto de su esposo ya que había prestado el suyo a sus padres para que estuvieran más cómodos. El joven nipón abrió el maletero y metió las bolsas, un escalofrío recorrió su espina dorsal y giró su vista notando como alguien ya se encontraba a sus espaldas, un hombre rubio el cual traía su rostro cubierto y un semblante duro, con una expresión que aterrorizó al menor el cual comenzó a temblar.

-no grites o podría irte peor- expreso el opuesto con una voz gruesa

Yuuri no comprendía nada, sus sentidos se tensaron para después caer al suelo por un golpe del opuesto, un arma apuntó a su rostro y las lágrimas comenzaron a salir, que pasaba?, que pasaría con yurio?, le había dicho que lo amaba esa mañana pero acaso en la mañana siguiente ya no podría hacerlo?, que pasaría con Viktor?, acaso la última vez que escucho su voz abría sido la noche anterior por teléfono mientras ambos caían rendidos?, acaso sería la última vez que vería a su familia?, tantas cosas pasaron en un solo segundo apenas divisó el arma frente a él.

-dame todo tu dinero en efectivo, tu celular, rápido no tengo tiempo- grito el opuesto alertando a Yuuri el cual con sus torpes manos saco su billetera

173,995 rublos rusos, su celular y su anillo de compromiso, el hombre pateo a Yuuri en el rostro tirándolo sobre el pavimento para después comenzar a golpear su estomago repetidas veces. Pronto a lo lejos alguien comenzó a gritar, todo era confuso, los golpes pararon pero el ya no podía ver u escuchar nada, no había dolos, solo un gran manto rojo de un líquido espeso que comenzó a cubrir sus ojos nublando su vista; unas manos de posaron sobre el intentando levantarlo aunque todo era borroso, su garganta dolía pero aún así de ella quería decir algo hacia la persona que le gritaba.

-vi...Viktor?- pregunto Yuuri débil

Todo se volvió completamente obscuro, indoloro, silencioso, simplemente el y su conciencia. Era pacifico, aunque algo seguía abrumándolo, un pequeña voz dentro de él seguía evitándole dormir en Paz.

-yuuri, yurio está esperando por ti....tienen que ir a la escuela pronto-

Era cierto, Viktor seguía llamándole pero sólo quería dormir, acaso era muy difícil de entender Viktor baka.

-mamá....papá te llama, desayunemos juntos-

Pero esa era una voz hermosa y desconocida, Yuuri se removió un poco sintiendo un intenso dolor en sus costillas pero se encontraba dispuesto a abrir sus ojos, poco a poco, mientras más los abría el dolor aparecía y los llamados dejaron de ser de un pequeño Niño y se convirtieron en una voz mayor la cual podía sentir que tomaba su mano, la luz lastimaba sus ojos haciendo que todo se viese nublado, mientras su vista se agudizaba y sus oídos lograban comprender las palabras lo noto, se encontraba en el hospital, al lado de el una máquina pitante la cual daba su pulso, su madre tomaba su mano mientras lo veía emocionado, su hermana apenas regresaba a la habitación con una expresión triste, diferente a la de su madre, detrás de ella, doctores llegaron a revisarlo y junto de ellos aquella señora que diariamente cargaba con su tabla de anotaciones y la cual lo miraba indiferente.

Proceso de adopcionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora