Falling for you ~SKZ Omegavers~

Introducción

— ¡¿Qué quieres de mí?!— gritó desesperado en medio del llanto. Sus lágrimas pasaban desapercibidas mezclándose con la lluvia.

— Solo dime si sientes lo mismo que yo.— exigió.— Contéstame y te dejaré en paz si no es así.

El omega suspiró con frustración acercándose a él, lo tomo del cuello de su camisa atrayendolo lo más cerca posible para acortar la distancia completamente besandolo, dejando que toda su frustración, enojo, dolor, cariño y nostalgia fueran libres y se sintieran en cada movimiento.

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— Nunca debí conocerte.— negó el alfa azabache dándose la vuelta.— Nunca debí venir a este lugar en un principio.

— Pero...

— Esto debe ser un maldito error.— gruñó cortando la frase del alfa mayor que intento dar un paso en su dirección y tomarle la mano.— Una maldita mentira.

— Entiendo.— asintió el contrario mirando al suelo con tristeza, cerrando la mano que tenía extendida hacía el pelinegro, dejándolo marchar aunque eso lo destrozara por dentro y su lobo le pidiera ir tras su destinado.

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— ¿Qué hiciste?— gruñó enfurecido el gamma pelirrojo viéndose en el espejo.

— Y-yo lo siento.— murmuro el delta más apenado de lo que estaba antes.— N-no sé que me pasó...

— ¿Quieres que te lo diga?— gruñó girándose a verlo con odio.— Me violaste y me marcaste sin permiso. Me arruinaste la vida.

— No es así y-y yo-yo juro que nunca quise hacerte esto.— dijo tratando de acercarse.

— Aléjate de mí, imbécil.— dijo con repulsión.— Ser destinados no te dio nunca el derecho de hacerme esto.

— Lo sé pero mi lobo...

— No metas a tu parte animal en esto, podrías haberlo controlado.— renegó tomando entre sus manos su ropa destrozada.— ¿Acaso no eres un ser racional?

— Estaba en celo, es cuando ellos toman el control completamente.— gruñó el rubio con frustración también.— Y te recuerdo que tú también estabas en la misma situación y me buscaste. No es solo mi culpa.

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— Hyung, yo... No puedo estar a tu lado.— dijo haciendo una reverencia ante el alfa que se había confesado a él el día anterior.

— Pero somos destinados y aceptaste mi cortejo.— dijo algo perdido el castaño.

— Y-yo... Voy a casarme.— confesó.— Lo siento.

— ¿Qué?— cuestionó el mayor acercándose, tomándole la mano con desesperación.— ¿Con quién?

— Yo... No lo sé, debo irme.— contestó alejándose de él y subiendo al auto negro que esperaba para llevarlo de nuevo a casa donde recibiría las indicaciones de su padre para ver al alfa con el que lo habían prometido.