El despertar

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I

El primer rayo de sol del día se coló por la ventana de la casa e impactó directamente en los verdes ojos de Emma Swan. La rubia abrió los párpados muy lentamente, totalmente desorientada e incapaz de diferenciar la realidad del mundo onírico. Pasó su brazo por toda la cama y advirtió que nadie estaba acostado a su lado, sin embargo, el colchón tenía las medidas de una cama de matrimonio. Se incorporó y abrió los ojos del todo. Observó todo a su alrededor, la habitación, el armario, la cama, todo, pero no reconocía nada.

Bajó a toda velocidad del colchón cuando su mente comenzó a funcionar y recordó lo que había pasado. Regina, acostarse con ella, decirle que la amaba y luego... el humo verde. Eso era lo último que recordaba, una niebla color pistacho invadiéndola tanto a ella como a la mujer que amaba mientras se abrazaban. A continuación, todo negro. Lo siguiente que recordaba era despertar en ese dormitorio desconocido y con ropa que no reconocía como suya. Llevaba un pijama que jamás había comprado y su cabello era más largo de lo que recordaba.

No esperó más tiempo para salir de la estancia y bajar las escaleras, estuviera dónde estuviera tenía que encontrar a Regina y asegurarse de que estaba bien. Bajó y sus ojos se llenaron de alegría cuando vio una cara conocida, no era Regina, pero al menos era alguien que podía explicarle qué estaba sucediendo o eso creía ella.

"¡Hook!" exclamó la rubia.

El hombre, que se encontraba preparando el desayuno en la cocina, se giró hacia Emma extrañado.

"¿Hook?" arqueó una ceja confuso.

"Killian" corrigió Emma. "Lo que prefieras, ¿qué está pasando?"

El moreno soltó la sartén en la que estaba tratando de hacer tortitas y se acercó a Emma despacio. Le sonrió y se encogió de hombros.

"¿Qué va a pasar? Es un miércoles cómo cualquier otro"

"Me refiero a qué ha pasado en Storybrooke" aclaró. "¿Dónde estamos? ¿Por qué mi pelo es más largo? ¿Qué haces tú en esta casa extraña conmigo? ¿Y dónde está Regina?" la rubia se embaló solita.

"Dios no..." susurró Killian llevándose una mano a la frente. "Por favor, otra vez no..."

"¿Otra vez? ¿Otra vez el qué?" se asustó la sheriff.

"Otra vez los delirios, Emma... no puedo seguir así" el hombre dio media vuelta y cogió un teléfono móvil. ¿Desde cuándo sabía Hook usar un móvil?

"¿A quién llamas?" preguntó alarmada.

"Al Dr. Hopper, él sabe qué hacer en estas situaciones" el moreno comenzó a marcar el número, pero la rubia corrió a su lado y le arrebató el aparato.

"No, no, no, no llames a nadie. Killian esto no son delirios, todo esto" señaló todo a su alrededor. "Todo es mentira"

"Emma... ya hemos pasado por esto..." suspiró cansado.

"¿Cuándo?" indagó la rubia.

"Hace 7 meses, luego hace 5, después 3 y ahora. Creía que con tres meses sin recaídas estarías recuperada, pero ya veo que no"

"Espera... ¿cuántas veces he tenido uno de estos episodios a los que llamas delirios?"

"En el último año... esta es tu cuarta vez"

Emma Swan abrió la boca cómo nunca, eso era lo que hacía esa nueva maldición. La despertaba cada cierto tiempo, la hacía recordar lo que había sucedido en realidad y, de esa forma, todos creían que estaba loca. ¿Cuántas veces habría pasado por la consulta de Hopper? ¿Cuántas veces habría despertado del hechizo queriendo romper la maldición y fracasado? Eso la llevó a plantearse una pregunta mucho más importante: ¿Cuánto tiempo llevaban malditos?

Swan-Mills: El despertar [SwanQueen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora