Existen siete reinos en las tierras de Bangtan, una princesa, ella tendrá que contraer matrimonio con uno de los príncipes para heredar el trono. ¿A quién escogerá?
No se hablaron durante todo el camino de regreso hacia el reino del amor. Te despediste de los nobles del reino de la rebeldía con el semblante culpable. En el camino los respiros y los pasos de Magnus fueron todo lo que se escuchaba. No había nada más. No se detenían para comer. Ni cuando amanecía. Ni cuando anochecía. Nada.
No había nada, y te estaba matando.
Taehyung lucía demacrado.
Lo veías dar pasos agotados cuando llegaron al reino del amor en un día inesperado, y lo primero que hiciste fue correr hacia aquella vivienda en el bosque en la que viviste por varios años.
—Yuvia —esa reconfortante persona habló desconcertada al verte.
—Hortensia, he metido la pata en todo el lodo, creo que incluso el cuerpo entero.
Y tras esa frase, tú y tu mejor amiga se dedicaron a charlar por varias horas. Era en el atardecer, y comían emparedados de mermelada de frambuesa con té de lilas, la chimenea estaba encendida y el canto de los pájaros le restaba pesimismo al asunto.
—Incluso el deseo que me concedió el hada no funciona con él. Y yo lo sé porque notó la sinceridad en sus palabras, y sé que Taehyung es un chico honesto. Incluso me trató terrible cuando se enteró que mi madre murió por culpa mía.
Hortensia escuchaba mientras bebía de su té.
— ¿Y cómo te sientes con eso?
—Terrible, Hortensia, me siento terrible. Lo he arruinado para siempre.
Te llevaste las manos a la cabeza, y sentiste una serie de palmaditas en el hombro.
—No es tan malo, por lo menos ahora sabes cuales son tus verdaderos sentimientos.
Hortensia te sonrió cuando la miraste.
— ¿Tú crees que él pueda perdonarme?
—El perdón es sólo el primer paso —explicó Hortensia delicadamente—. Si se lo explicas desde el fondo de tu alma lo entenderá, eso es definitivo. Y si también es lo que dicta tu corazón, y el de él, será correspondido. El corazón es lo mejor que tenemos.
El corazón.
Te secaste las lágrimas.
—El corazón es parte de mi pueblo —declaraste—. Y yo debo admitir mis verdaderos sentimientos, obedecer a mi corazón, para así ser entonces capaz de liderar a mi pueblo entero. El corazón es el reino del amor, y yo soy su líder.
Hortensia sonrió más ampliamente.
—Al fin lo comprendes.
Abrazaste a Hortensia una vez más antes de levantarte, ella quisó despedirse de ti, pero le dijiste que viniera contigo, porque querías que presenciara lo que estaba a punto de acontecer, lo que acontecería mañana por la mañana. Le dijiste algo a tu mejor amiga antes de entrar al palacio:
—Hortensia, quiero que me hagas un favor.
Espero te haya gustado la lectura♡.
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Alex.
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