La culpa.

72 7 0
                                    

Capitulo 16.

Esa fue una mala idea, una muy, muy, mala idea.

Todavía estaba parado frente a esa puerta amarilla sin poder moverse. Su cuerpo le exigía entrar y acostarse en la cama de su rubio así poder sentir un poco de paz dentro de todo el caos que fueron los últimos días; sí, eso quería, quería acostarse en esa cama la cual tenia tantos recuerdos, pero sobre todo, tenía el aroma de él.

Pero su mente le gritaba que era ridículo ¿qué planeaba hacer? Entrar como si nada a decir: iré a dormir en la cama de Kami porque me recuerda a el y no pienso hacerlo en mi casa porque he encontrado a mi madre apunto de crear un mini-shinso en la cocina. Eso era totalmente ilógico.

Y volvió a sonreír, eso es junto lo que le diría el rubio que haga. Hasta podía imaginarlo a la par suya diciéndole que era un cobarde. Reclamándole que si tenía ganas de hacer algo que lo haga y aun más si tenia algo que ver con el.

Que más da, Denki habia creado a un impulsivo no a un inseguro, esperemos.

Aunque no iba a ser tan irrespetuoso de entrar como si nada, obviamente tocaría el timbre, y si no abrían, bueno, podía hacer una excepción por hoy.

Pero no hizo falta, la puerta se abrió dejando ver a una mujer de no más de un metro sesenta, wow, esa señora era igual a la madre del rubio.

─Hola, ¿Se te ofrece algo?─ Preguntó la señora con un toque de curiosidad en su voz; ambos se conocían, pero ¿Cuándo se habían visto?.

─Am.. vera, yo..─ Suspiró. ─Soy la pareja de Denki, mucho gusto.

─¡Oh! ¡Tú debes ser Shinso! Con razón te me hacías tan conocido. Ven, cariño, pasa.─ Dijo haciéndose a un lado para que el chico pudiera pasar.

─¿Pasó algo?─ Rompió el silencio la mujer apenas llegaron a la cocina. ─¿Quieres algo, Shinso? Agua, gaseosa o algún café tal vez.

La idea del café sonó muy buena, pero sabía que por el bien de su salud debería mantenerse alejado de la cafeína, al menos por hoy.

─Agua, por favor.─ Pidió amable, resiviendo el vaso con agua y dos cubitos de hielo que le entregó la mujer a los pocos segundos. ─Perdón si he molestado. Habría ido a mi casa pero.. me encontré con algo no muy lindo.

La mujer rió al ver como al menor le agarraba un escalofrío y hacia una mueca de asco.

─Oh.. no, nada de eso, no te preocupes. Creo que con todo esto ambos necesitamos estar aquí y un poco de compañía no nos haría mal ¿no crees?

─Sí. Al estar aquí, de alguna u otra manera me hace sentirlo cerca.

─Recién veo tus ojeras, apuesto que te has quedado en el hospital estos días sin dormir ¿verdad?.

─Bueno, es que.. no quería despegarme de Den.

─Ay, chiquito─ Sonrió. ─Ve a dormir a su cama ¿te parece? Supongo que ya debes saber dónde es su habitación. Vamos, anda, yo me quedaré aquí por si necesitas algo.

Okay, eso había salido mejor de lo que Hitoshi pudo habérselo imaginado.

─Muchísimas gracias..

─Oh, que tonta, no me presente. Soy Liz, hermana de la madre de Denki.

─Muchísimas gracias, Liz.

Subió las escaleras lentamente pasando su mano por la baranda. Había pasado rato desde que fue a esa casa, últimamente eran peleas, discusiones, alejamientos; pero el rubio siempre iba a por él buscando un perdón, aún así cuando no debía hacerlo.

Shinsou había sido un idiota con el, y lo sabía. Lo sabía y ese sentimiento de culpa lo mataba, por eso sentía la necesidad de quedarse cerca del rubio en estos momentos. De alguna u otra manera pensaba que, haciendo eso, podría, aunque sea un poco, expresar su arrepentimiento.

Pasaba horas y horas al lado de aquel rubio, saliendo de la habitación solo por un café o pata ir al baño. Incluso se quedaba cuando las enfermeras debían limpiarlo a él y a sus aparatos, muchas veces se había ofrecido a hacerlo.

Se sentía mal, muy mal, pero sabía que lo merecía ¿Qué clase de persona le haría eso al amor de su vida? ¡Nadie!. Nadie en su sano juicio le haría pasar todo eso a la única persona que vio ese algo en el; nadie le haría eso a una persona que lo apoyara incondicionalmente apesar de tener red flags hasta por el culo.

Nadie, absolutamente nadie haría algo como eso. O, bueno, quizás alquien sí: Hitoshi Shinsou.

Aunque jurase que no era su intención, aunque el supiera que no era su intención hacerle pasar todo eso, no bastaba. No le bastaba a él ni a nadie. Frente a los ojos de los demás, e incluso frente a sus propios ojos, el era el malo de la historia. Porque seamos sinceros, sí lo era.

Pero repitamos, el no quería eso. Estaba cegado por la furia e inseguridad de perderlo que dejó de ser el. Empezó a ser un completo idiota.

Y no es escusa, el lo sabe. No hay escusa que le sirva en esto porque era su palabra contra los hechos. El no se merecía a ese lindo niño que alegraba sus días; no se merecía ser tratado como ese chico lo hacía; no merecía ser amado.

No supo cuándo, pero en algún momento dejó de tener control de sus acciones, su cuerpo actuaba por si solo. El solo pensaba, dejando que las lagrimas comenzarán a salir de sus ojos mojando sus mejillas.  Ya sé encontraba en la habitación, y no pudo hacer más que dejarse romper.

Todo resultaba tan abrumador, el no saber cuándo ni dónde las cosas comenzaron a pasar así lo abrumada.

Después de tres días viendo a su sol internado, viéndolo pálido, más flaco, ojeroso. Después de que esa imagen y recuerdos lo atormentaran y culparan por tres días lloró. Lloró como si no hubiera mañana; lloró como si luego no le dolería la garganta ni la cabeza por llorar de esa forma. Se dejó llevar y al fin pudo descargarse.

Para ser sinceros lo necesitaba, ni siquiera el entendía como es que había aguantado ver a Den en ese estado y saber que los últimos momentos con el habían sido desacuerdos, discusiones, peleas e incluso llantos por parte del menor, lo atormentaba. Lo comía por dentro y le sacaban las ganas de comer, vomitaba hasta el café que tomaba.

Al parecer su cuerpo no se sentía merecedor ni de un pobre y asqueroso café como el de la cafetería del hospital. Tampoco lo dejaba dormir.

No había hablando con nadie sobre eso, no quería que lo juzguen y aunque sabía que los amigos del rubio estaban al tanto agradecía que no dijesen nada. A pesar de que le pareciera raro prefería el silencio a las malas miradas ¡Incluso le dijeron que fuese a descansar!. En verdad no se merecía a Denki Kaminari ni a los amigos de este.

Después de unos minutos, o quizás muchos minutos, dejo de llorar. Se encontraba frente al espejo del baño, con la mirada perdida en alguna parte de su rostro.

Estaba demacrado, sus ojos tenían aún más ojeras que antes acompañadas de la hinchazón y color rojizo que tenían los ojos después de llorar; su nariz estaba roja y sus manos temblaban

Soy un monstruo. No lo merezco. El merece algo mejor. Soy malo para el. Yo apago su luz. El tiene que brillar y yo no hago más que estorbarlo. Pensaba; frases llenas de culpa y odio hacia el mismo, todo se repetía una y otra, y otra, y otra vez, en su cabeza

Y era seguro que seguiría así si no se hubiera vuelto todo negro ¿Habían apagado la luz o..?

Te necesito vivo - ShinkamiWhere stories live. Discover now