Amor de Noches © #1 (Corrigiendo)

EXTRA

Esta parte de la historia ocurre mucho antes del accidente de Anthony.

Carla.

—Carla, cariño— escuché la voz de Anthony.

Su aliento erizaba mi piel, sonreí aún con la cara metida en la almohada.

—Se que estás despierta, mi querida Hadita pequeñita— dijo divertido mientras rozaba mi espalda desnuda con su mano.

Como me encanta que haga ese tipo de cosas.

—Déjame dormir, cariño— murmuré perezosa.

—¿Dormir?— preguntó ahora mucho más divertido— Tengo demasiadas cosas en mente como para dormir.

Sustituyó su mano, para dejar pequeños besos en mi columna.

—Anthony, no me dejaste dormir en toda la noche— dije levantando la cabeza con el entrecejo fruncido.

—Yo te dije que no te colocaras esa lencería para dormir, era una gran tentación para mí pobre cuerpo calentiriento y carnal— dijo con una sonrisa pícara que hacía que sus ojos se achinaran.

Joder, es que su belleza no tiene límites.

—No tenía más ropa interior limpia— dije girando los ojos—, alguien no me dejó llevar las cosas a la tintorería porque mis shorts eran muy cortos y le dió por arrancarlos y romperlos de un tirón.

—Dime que no te gustó que lo hiciera— su sonrisa se ensanchó cuando mis mejillas se tiñeron de rojo—. Ambos tenemos la culpa, tú por provocarme y yo por ser débil ante mi novia.

Novia, suena tan hermoso en sus labios.

Si, esos labios que ayer te hicieron ver las nubes.

Calla, no me dejes al descubierto.

Todos saben cómo sois ustedes dos.

—¿Vienes conmigo?— la voz de Anthony me saco de mi pequeña discusión con una yo pequeñita que dice ser mi conciencia.

—¿Ah?

—Te tengo una sorpresa, Carla— susurró en mi oído.

Me reacomodé un poco y cerré los ojos.

—Déjame dormir un rato más— supliqué adolorida.

—Vale, vale, solo veinte minutos, espero estés lista pronto.

Se levantó de mi espalda y me dió una nalgada.

—¡ANTHONY!— chillé entre risas.

—No uses tanto mi nombre, que lo desgastas.

Me reí y unos segundos después escuché la puerta abrirse y cerrarse.

Intenté dormir, cerré los ojos, giré en la cama un par de veces, pero el chico de ojos grises había logrado despertarme completamente.

—Idiota— dije malhumorada.

Me levanté de la cama, fuí al cuarto de baño para hacer mi rutina de aseo y cuando salgo lo encuentro sentado en la orilla sonriente.