CAPITULO 21

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-Sin editar-

CARLA

Las gemelas terminaron pasando por mí, Jayden estaba en una junta y no quería pagar un Uber. Ya viene siendo hora que saque mi automóvil del taller.

—¿En serio te habló el hijo del rector?— preguntó Andy anonadada.

Y sí, ya les conté a las gemelas sobre Daven.

—Si, el chico es agradable— respondo sonriendo.

Ambas me miran con recelo y chillan emocionadas.

—Debes presentarmelo— dice Andy mirándome con gracia.

—Puedo— le respondo encogiendome de hombros—, pero ¿Y Malco?

—¡No lo menciones!— me grita Annie, pero ya era amuy tarde.

Andy, la conductora, dió un giro de dirección, derrapando y acelerando en cada movimiento. Luego, frenó bruscamente. Haciendo que Annie pegara la frente en el asiento del copiloto (el mío), y yo me abalanzara hacia al frente.

Como pude la miré.

—¿Estás loca?— le pregunté en un chillido histérico.

—Te dije que no lo mencionaras— susurro Annie sobando su cabeza.

—¿Qué iba a saber? — digo girando la cabeza hacia Annie, un pequeño tirón hace que me duele— Carajo, me duele el cuello.

—Lo lamento— dice Andy con preocupación.

—Lo lamento— la imito de mala gana—, estás definitivamente loca— giro con cuidado para mirar a Annie—. Para la próxima, me dices cuando haya discutido con el chico. No quiero morir en un accidente automovilístico.

—¡Se me olvidó!— dijo Annie levantando los brazos.

—¡Si mi ilvivi!— hago un mohín de fastidio—No sé quién es más estúpida.

Ambas me miran con recelo, giran los ojos en un acto de gemelas y comienzan a gritar como solo ellas pueden hacer.

(•••)

Luego de una larga discusión con las gemelas, por fin llegamos al departamento. Sanas y salvas, que es lo importante. ¿No?

—¿No puedo creer que te hayas peleado con Malco solo por unas alitas de pollo?— digo lanzando las llaves En el sillón de entrada— Parecen idiotas.

—No eran cualquier alitas— dice Andy adquiriendo posición de jarra—. Era la última, y se la comió.

Annie gira los ojos y me mira con gracia.

—Te lo dije, no hay nadie que la pueda persuadir— hago una pequeña mueca de fastidio.

—Pues bien— digo ya cansada de discutir quien se comió la última alita de pollo—. Para que dejes tu fastidio, pide una cesta en KFC y se acaba el problema.

—¿Para mí sola?— dijo sonriendo como idiota.

—Tampoco eres tan importante— respondo mirándola con extrañeza—. La compartiremos, pero te dejaremos la última alita para ti.

La gemela hace un pequeño puchero— No es justo— chilla exasperada—. Yo quería tola la cesta.

Okey, todavía puedo matarla, pícarla y meterla en un frasco. ¿Qué me lo impide? No tanto, su hermana gemela, su hermano mayor y el mundo entero.

La verdad, creo que muy pocas personas estarían de acuerdo que la matara...

Los que estén de acuerdo, digan presente.

Amor de Noches © #1 (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora