Capítulo 5

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En una oficina oscura, en la paz de la soledad un maestro de túnicas negras se encontraba revolviendo su gran caldero, haz más pociones para la enfermería le dijeron y eso era lo que estaba haciendo, por fin tenía un momento para estar solo con su caldero después de hacerle caso a la sombra entrometida que se atrevió a pasar una nota como un vándalo por su puerta. Tuvo que estar escuchando al director Dumbledore dar peroratas de cómo era posible que alguien se enterara antes que los maestro, tuvo que soportar su interrogatorio porque nadie creía que la misión se la darían al profesor que miraba a todos con amargura, no era su culpa ser más confiable que la profesora McGonagall, incluso si el entrometido fuera uno de los leones entendería porque fue a él en lugar de su jefa de casa, la profesora McGonagall muchas veces no tomaba en serio los problemas de los mocosos. Y aunque a él muy poco le importaba, siempre escuchaba a sus serpientes y no todos sus problemas eran tan simples como la mayoría de los adultos del colegio pensaban.

El caldero burbujeaba, sus problemas parecían desaparecer igual que sus ingredientes en el caldero, había entregado la carta que tanto lo atormentó, en estos momentos ya no le debía nada a Nicolas Flamel, el viejo ya no lo atormentara, solo quedaba esperar que carajos le paso a Potter, aunque parecía que la mitad de la comunidad mágica lo daba por muerto eso era imposible porque aun sentía el juramento atado a su pecho, él no pudo haber muerto.

-Maestro, señor Snape, señor. -dijo la elfina apareciendo a su lado.

-Bien, vámonos-dijo Snape.


Con esa sola frase Snape apareció en un barrio muggle, aunque muchos no lo creerían desde que se enteró de que perdieron a Harry Potter solía pasar por algunos barrios muggle con la esperanza de ver a algún niño con características propias de un Potter, pasó un tiempo antes de que el se diera cuenta que pasear por los barrios buscando a Harry se había vuelto una costumbre por parte de una pequeña esperanza. No hacía falta, realmente no hacía falta seguir con su hábito cuando ya había descubierto que Andrew y Harry eran la misma persona, pero recayó en su hábito al enterarse de su desaparición. Aunque Thomas había dicho antes de la gran noticia que su Lord estaba teniendo pequeñas complicaciones, Snape no pudo evitar desesperarse y rondar por los barrios.

 Aunque Thomas había dicho antes de la gran noticia que su Lord estaba teniendo pequeñas complicaciones, Snape no pudo evitar desesperarse y rondar por los barrios

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- Maestro, no puedo creer que sus primeros días libres del colegio se la pase en la cama- dijo Agnes - Al menos su cama esta calientita

- No gracias a ti- dijo Andrew.

- No se porqué me reclama por algo que ambos sabemos no puedo ofrecer- dijo Agnes un poco melancólica.

- Lo siento, no debería desquitarme contigo Agnes, tu siempre intentas alegrarme-dijo Andrew.

- Y lo seguiré haciendo maestro- dijo Agnes con afecto- Solo recupérese y tome su medicina.

- ¿Por qué necesitamos de una medicina? Con descanso todo saldrá bien- dijo Andrew.

- Maestro no se disguste, tal vez sea como una deliciosa rata- dijo Agnes.

- Si... deliciosa- dijo Andrew.


El camino continuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora